LA ORACCIÓN EN MEDIO DE LA TENTACIÓN




 

LA ORACIÓN

Mientras hoy estamos cómodos, sentados en el lugar que cada uno quiere, haciendo prácticamente lo que desea, con muchas las comodidades de este mundo, lamentablemente miles de nuestros hermanos sufren y son vilmente asesinados, como podría tambien ocurrir con nosotros. Recordemos que no debemos vivir por vista, sino por fe, esperando un mejor lugar, uno permanente, con nuestro Señor Jesucristo, porque es Jesucristo nuestra única real esperanza. Por eso debemos orar todos los dias, para que el Señor fortalezca nuestra fe en lo que es verdadero y eterno. Pero ¿Cómo debemos orar? A veces nos es difícil responder a esta pregunta, porque no sabemos cómo orar, pero tranquilo, tenemos un gran modelo de oración, Jesucristo es nuestro modelo de oración, como dijo el profesor Longman,

Jesús se convierte en modelo de oración. Ora ante decisiones importantes (Lc. 6: 12-13) y en relación a puntos importantes de crisis (…)Él mismo lucha en oración (Lc. 22: 41-44; Heb. 5: 7). Él ha orado por sus discípulos (Jn. 17, Lc. 22: 32), e incluso ahora, en el cielo. Él todavía intercede por nosotros (Heb. 7: 25). De hecho, nuestra intercesión ante el trono de Dios es válida porque la suya lo es (Heb. 4: 14-16)[1]

La oración es importante, porque puede fortalecer nuestra relación con Dios, nos lleva a depender más de Él, y es necesaria cada día en nuestra vida, porque nos ayuda en nuestra debilidad, para que cuando seamos tentados o probados sepamos como responder, pero tambien es una oportunidad de participar en las obra del Reino. Mas solo podemos acudir a Dios por medio de la obra de Jesucristo, nuestro Mediador. Siempre ha sido por medio de Jesucristo, en el Antiguo Testamento, era en base a la obra futura de Cristo, prefigurada en los sacrificios y ofrendas que los sacerdotes hacían en el templo (Heb. 7: 23-28; 10: 1-4; Rom. 3: 23-26), pero ahora que Jesucristo ha muerto y resucitado, podemos entrar confiadamente, con plena seguridad y libertad a la misma presencia de Dios por la sangre de Jesús (Heb. 10: 19).

Orar en el nombre de Jesús, no debe ser tomado como una fórmula mágica, sino que Juan 14: 13-14 al decir que pidamos en el nombre de Jesús, nos está diciendo que solo podemos orar en la autorización de Jesús, puesto que cuando se decía “en el nombre de una persona”, se hablaba de la persona misma, entonces orar en el nombre de Jesucristo es orar en Jesucristo, en su carácter, conforme a su santa voluntad, lo que tambien quiere decir que nuestra oración a Dios debe ser enfocada en que nuestra vida sea moldeada conforme a la imagen de Jesucristo.

Se nos enseña a orar conforme a la voluntad de Dios (1 Jn. 5: 14-14), es decir conforme a lo que dice la Biblia, porque la voluntad de Dios es que obedezcamos su Palabra. Cuando oramos, aunque el patrón primordial es orar al Padre, podemos orar tambien directamente a Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo, porque cada persona de la Trinidad es digna de oración y nada prohíbe tal oración. No oremos con incertidumbre, sino con la seguridad de que Dios nos oye, no temamos orar, no sabremos como orar hasta que oremos, en el proceso sabremos como debemos mejorar en la oración, pero no temamos orar a Dios, hagámoslo con un corazón rendido y humillado, dispuestos aun a cambiar nuestras peticiones si no son conforme a su Santa Voluntad.

¿Qué nos impide orar? Quizás no hemos confesado un pecado, no hemos restaurado una relación, no hemos perdonado. Si es asi vayamos pronto ante nuestro hermano y procuremos restaurar nuestras relaciones, humillémonos ante Dios y pidamos perdón ante Dios, arrepintámonos, cambiemos nuestro modo de pensar frente al pecado, repudiémoslo y apartémonos de todo mal, seamos humildes y reconozcamos nuestros errores, no seamos arrogantes, ni soberbios, sino sencillos.

Podemos estar viviendo de una manera ordenada, procurando andar de la mejor manera ante Dios, guardando y obedeciendo sus mandamientos, pero eso no significa que viviendo en tal deseable estado tendremos lo que pidamos a Dios. No siempre tendremos lo que queremos, recordemos que Pablo le pidió tres veces al Señor que le quitara el aguijón de su carne que le atormentaba pero Dios le respondió NO (2 Co. 12: 8), a veces será un sí, otras no, y otras después, pero no debemos desesperarnos sino confiar en que la respuesta del Señor es la mejor. Aunque tambien es menester reconocer que muchas veces el NO que recibimos es porque no oramos y no oramos porque no confiamos en Dios como deberíamos, como dijo Grudem,

Si estuviéramos realmente convencidos de que la oración cambia la manera en que Dios actúa, y que Dios en efecto produce cambios asombrosos en el mundo en respuesta a la oración, como la Biblia repetidamente enseña que lo hace, oraríamos mucho más de lo que oramos. Si oramos poco es probablemente porque en realidad no creemos que la oración logre gran cosa[2]

Oremos en privado, en nuestra intimidad con Dios, procuremos ser constantes en nuestra oración, pero tambien oremos con otros (Mt. 18: 19-20, Hch 4: 24, Mt 6: 11-13), porque orar es una gran bendicion y medicina para todo nuestro ser, como escribió Grudem “orar con otros, entonces, es correcto y a menudo aumenta nuestra fe y la eficacia de nuestras oraciones”.[3] En muchas ocasiones minimizamos el ayuno, pero en varios pasaje vemos que la oración estaba acompañada de ayuno. Aunque en el nuevo testamento no se nos exija ayunar, tenemos pasajes que nos animan a ayunar (Mt. 6: 16, 9: 15). De seguro que si ayunáramos más continuamente y dedicáramos este tiempo de la comida en la oración estaríamos más fortalecidos espiritualmente, orando como lo hizo Jesucristo, en todo momento y asi enseñó a sus discípulos que “debían orar en todo tiempo, y no desfallecer” (Lc. 18: 1).

Mientras no estemos velando y orando, como deberíamos hacerlo, experimentaremos continuas caídas, por lo tanto no nos dejamos llevar por la pereza, abandones el mal uso del tiempo y definamos con claridad cada una de nuestras prioridades, reconociendo que nuestra vida está en continuo peligro, porque cerca está el tentador que anda como león rugiente para devorarnos, y sin dudar lo hará en nuestra debilidad, por lo que debemos fortalecernos continuamente por medio de la oración ferviente y continua para no entrar en tentación.

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” Mateo 26: 41 (RVR 1960)

Velemos y oremos como vigilantes de nuestra alma y de la de nuestros hermanos para que seamos fortalecidos en el poder de Dios para poder vencer cada una de las pruebas y huir de las tentaciones, pero tambien somos llamados a ser astutos y prudentes. Debemos aprender a ser astutos para hacer el bien, estratégicos, organizados, inteligentes y dejar de improvisar tanto. Ser astuto en el sentido de aprender usar del ingenio para hacer lo bueno, para obtener el perdón de quien ofendimos, para predicar el evangelio, para obedecer los mandamientos, para huir del pecado, para amar a nuestros hermanos, etc. A veces nos preguntamos, pero ¿Cómo puedo amar a aquella persona que es tan cruel conmigo? Usa de la astucia, pero se prudente. Es decir, busca estrategias que te ayuden a obedecer los mandamientos, a amar más a Dios y a tu prójimo, pero nunca busques una estrategia que pueda llevarte al pecado, porque no tiene sentido. Pensemos en esto: algunos “cristianos” que se acomodan al mundo, viven como el mundo y dicen que lo hacen para alcanzar al mundo para Cristo, esto definitivamente no tiene sentido, es completamente irracional. Mas bien, seamos prudentes, sabios para hacer el bien, velemos y oremos en todo tiempo.

 

TENGAMOS CUIDADO CON ALIMENTAR LA CARNE

Pero ¿Qué ocurre cuando estamos en medio de una tentación? ¿Debemos orar? No, en estas circunstancias la acción más sabia será huir, confiando en la salvación del Señor. Pero antes quisiera registrar un consejo practico de prevención para evitar caer en la tentación, es abstenernos por completo de todo lo que quiera llevarnos a alimentar la carne, porque la carne cuando ha sido alimentada solo buscará hacer una cosa y es ir en contra de nuestro Señor. Cuando nos referimos a alimentar la carne precisamente estamos hablando del deseo carnal, el cual es completamente pecaminoso.

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2: 16-17 (RVR 1960)

Debemos abstenernos de estos vanos deseos por completo, cada día, todos los dias. No aceptar ninguna propuesta indecente, no permitir que nuestros ojos vean lo que no deben, abstenernos de toda codicia que es avaricia e idolatría, para poder disfrutar de la oración, de nuestra intimidad con Dios. Necesitamos aprender a huir, porque por no huir muchos valientes han caído, para ello es necesario identificar lo que posiblemente podría llevarnos a alimentar la carne y alejarnos de ello para la gloria y honra de Dios como lo hizo Josué, cuando la mujer de Potifar lo invitó a dormir con él:

“Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.” Genesis 39: 12 (RVR 1960)

Huyamos de toda mentira, de todo falso pensamiento que quiere incitarnos a un vano placer. No se trata de pensarlo sino de huir, cuando estamos en medio de la tentación lo mejor que podemos hacer es huir, alejarnos lo más lejos posible de lo que quiere llevarnos a pecar, luego de asegurarnos que estamos fuera del peligro podremos dar gracias a Dios que nos libró del pecado. Pero si rehusamos huir y alimentamos nuestros pensamientos en el pecado, caeremos en el mal, lo cual nos llevará a una profunda tristeza, desilusión y depresión de la cual podremos ser rescatados y consolados cuando reconozcamos nuestro error delante de Dios, nos arrepintamos y en oración le pidamos su ayuda, para poder ser más sabios y en una próxima situación de riesgo poder huir del pecado sin pensarlo dos veces.

Todos, como creyentes, estamos en una lucha constante en contra del pecado, pero no podremos sostenernos en nosotros mismos sino solo en Dios. Debemos procurar, por lo tanto, con todas nuestras fuerzas no pecar, pero no solo en nuestras propias fuerzas, sino aferrándonos en la Gracia de Dios, porque solo en Jesucristo podremos vencer y solo en Él somos más que vencedores.

“Fíate de Jehová de todo tu corazón,

Y no te apoyes en tu propia prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos,

Y él enderezará tus veredas.

No seas sabio en tu propia opinión;

Teme a Jehová, y apártate del mal;

Porque será medicina a tu cuerpo,

Y refrigerio para tus huesos.”

Proverbios 3: 5-8 (RVR 1960)

 

A manera de aplicación, dos consejos prácticos: ora constantemente, solo aprenderás a orar orando, por lo tanto no te excuses diciendo que no sabes orar y segundo, huye de toda cosa, lugar o persona que quiera incitarte a pecar. Para lo anterior tambien quiero proponerte la siguiente actividad.

Escribe lo siguiente en una hoja:

-       Motivos de agradecimiento: _______________________________

-       Confesión de pecado (Stg. 5: 16, 1 Jn. 1:9): _________________________

Peticiones generales

-          Por la salvación de las personas (1 Tim. 2: 1-4)

-          Por los que predican la Palabra (Heb. 13: 18)

-          Sabiduría (Sig. 1: 5-8)

-          Preocupaciones (1 P. 5: 7)

¿Cuáles son tus peticiones? (Mateo 7: 7)

________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Iglesia local: ___________________________________________________________________

Motivo de Alabanza a Dios: ________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

 

Misioneros (Mateo 9:38): ________________________________________________________

 

Ora constantemente por todo lo anterior. Puedes hacerlo de manera personal, con tu conyugue o de manera grupal, pero se constante y veras los frutos en tu vida y en tu entorno. Que el Señor te bendiga.



[1] Tremper Longman III, ed, Diccionario ilustrado Bíblico Baker (India: Vidalibros, 2019), 1305

[2] Wayne Grudem, Teología Sistemática (Miami, Fl: Vida, 2009), 395

[3] Teología Sistemática de Wayne Grudem, 408

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