AMAR MÁS PROFUNDAMENTE AL SEÑOR

 


“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.” Lucas 24: 25-27 (RVR 1960)

El evangelio empieza en Genesis 1: 1, porque el centro del evangelio es Jesucristo y desde el principio podemos ver a Jesucristo.

Jesús fue poco a poco enseñando a sus discípulos que “era necesario el Cristo padeciera” (Lc. 24: 26), fuera muerto y resucitara. La muerte redentora del Cristo en una cruz no estaba dentro de la concepción mesiánica popular (…) Pero con su gloriosa resurrección y el periodo de enseñanza que tuvo con sus discípulos después de ella, las Escrituras fueron abiertas para la mente de éstos, que comprendieron, entonces en toda su magnitud, la verdadera función del Mesías. Por eso Juan, en su evangelio dice: “Estas (cosas) se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn. 20: 31)[1]

La Biblia es la Palabra de Dios y habla de Jesucristo, entonces podemos decir que Dios habla de Jesucristo en su Palabra. No reconocer a Jesucristo en la Biblia pero si la Biblia es una incoherencia porque la Biblia se centra en la Segunda Persona de la Trinidad, Jesucristo. No hay sino solo un libro que es inerrante y es la Biblia, aunque haya muchos otros buenos, como las confesiones, pero no son sin error, porque no son inspiradas. Solo la Palabra de Dios es inspirada y la Palabra de Dios habla de Jesucristo.

“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” 2 Timoteo 2: 1-2 (RVR 1960)

No se puede corroborar la veracidad o falsedad de una información por la persona que la dice, sino solo podemos creer o rechazar la verdad y la verdad se argumenta a sí misma, por su esencia, de tal manera que no es dependiente del que la quiera argumentar sino depende solo de ella misma.

Debemos tener cuidado de no creer o creer en la verdad enseñada porque lo dice alguien que apreciamos o no, porque aún los mentirosos pueden afirmar una verdad, aunque sean mentirosos y la verdad no deja de ser verdad por ese hecho, por lo que fariseos y escribas en su vida incongruente con lo que predicaban dijeron muchas verdades cuando eran realmente unos mentirosos, y por esta razón el mismo Señor dijo a sus discípulos:

“Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.” Mateo 23: 1-3 (RVR 1960)

La hipocresía de muchos lideres religiosos ha creado un montón de doctrinas que se ha esforzado en exaltar a los hombres, principalmente a unos pocos con muchos recursos, asi como hicieron los fariseos que despreciaban al pueblo común para reunirse con los ricos y pudientes, en vez de esforzarse por estudiar las Escrituras, para servir al Señor como Él lo había establecido. Hay mucha hipocresía cuando no se es derretido por la doctrina de la Gracia.

“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” Lucas 24: 44-47 (RVR 1960)

El reconocimiento de Dios tiene mucho más valor que el reconocimiento del hombre (Jn. 13: 43), por lo tanto si aun no te has humillado ante la maravillosa Gracia de Dios, hazlo ahora mismo y arrepiente creyendo en Aquel que tiene la potestad para dar vida o muerte. No busques un amor fuera del Amor, porque es únicamente en Jesucristo que hay verdadero amor, y solo en Jesucristo es posible amarlo más profundamente.



[1] Alfonso Ropero, Alfonso Triviño, Silvia Martínez, eds. Diccionario Enciclopédico Bíblico Ilustrado CLIE. (Barcelona, España: CLIE, 2020), 994.

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