NIÉGATE A TI MISMO
No siempre tenemos que hacer lo que queremos, ni tampoco es bueno que nos dejemos llevar por nuestro engañoso corazón, aunque seamos cristianos, porque muchas veces vamos a querer volver a nuestras viejas y malas costumbres pero es allí cuando la convicción debe ser más fuerte que nuestra emoción para no obrar conforme a la carne sino conforme al espíritu.
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame.” Mateo 16: 24 (LBLA)
Creo
que si es esto lo único que se te queda de este libro es suficiente para el
tema de adicciones y otras vergüenzas, porque la única manera de ser libres de
toda atadura infernal es negándose a sí mismo, tomar nuestra cruz, estar
dispuestos a sufrir de ser necesario y seguir a Jesucristo, porque la libertad
solo es conseguida cuando se deja la esclavitud y se vive para Jesucristo, pero
un esclavo del pecado no puede negarse a sí mismo, ni ser libre de su atadura a
menos que sea librado por el único que puede darle libertad, Jesucristo, por lo
tanto siempre es importante recordar que solo es en Jesucristo que podemos
seguir a Jesucristo.
La
batalla contra la carne es interna, en donde la carne, incitada por satanás,
quiere hacer lo contrario a la santidad de Dios, por lo que debemos someterla,
sin permitirle que tome el control. Cuando Jesucristo gobierna nuestra vida, ya
el pecado no tiene autoridad sobre nosotros, pero puede tener “poder” a medida
que se lo permitamos, por lo tanto no le dejemos hablar, ni le escuchemos,
porque es solo mentira lo que dice.
No
es fácil esta batalla por el dominio propio, porque en el proceso muchas veces
de tantas caídas puedes llegar a pensar cosas como “nunca voy a salir de eso”,
recuerdo en una ocasión que fuimos a compartir a habitantes de calle que un
señor como de unos cuarenta años nos dijo que tenía una familia hermosa pero él
lo había echado todo perder por su adicción, luego, nos miró fijamente y lleno
de lágrimas nos dijo en forma de ruego “por
favor ayúdenme a salir de esto, porque no he podido” lo que nos generó
compasión y un compromiso de apoyo a su vida, así fue que uno de los que estaba
sirviendo con nosotros recordó un centro de rehabilitación cristiano en donde
lo llevó para apoyarle en su proceso. Parece imposible salir de situaciones
como la mencionada anteriormente, muchos han perdido la esperanza, pero
recuerda que en Jesucristo si es posible ser verdaderamente libre, por lo tanto
si estas enfrentando alguna adicción mantente firme en el pensamiento de que un
día en Cristo saldrás libre de aquello que no te permite avanzar, lucha llenando
tu mente de la bendita Palabra de Dios y cuando caigas confiésale tu pecado a
Dios, haz los ajustes necesarios y vuelve de nuevo a la batalla en contra de
este gran mal hasta tener la victoria total en Cristo Jesús.
No
te canses de luchar, no importa lo que digan los demás, porque muchos te dirán
que nunca saldrás de eso que te ha atado quizás por muchos años, aun tú mismo
te dirás a ti mismo lo anterior, pero lo importante es lo que dice Dios, porque
solo en El hay verdad y libertad, en
Jesucristo puedes ser libre aunque parezca imposible, porque nada hay
imposible para Dios.
“Él les
dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.” Lucas
18: 27 (RVR 1960)
“Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”
Juan 15: 7 (RVR 1960)
“Dijo entonces Jesús a los judíos que
habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres.” Juan 8: 31-32 (RVR 1960)
La
libertad es inmediata para el que cree en Jesucristo, pero el proceso de
asimilación de aquella libertad es continuo, porque muchas veces olvidamos que
en Jesucristo somos libres, por eso es que el creyente que está luchando contra
algún pecado en su vida tiene que recordar la libertad que le dio Jesucristo,
en ese camino de recordar es necesario que haga sufrir a su carne para
disfrutar de su libertad, porque en su interior alberga un enemigo que lo
quiere ver destruido y no estará nada contento en saber de su libertad en
Cristo.
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame.” Mateo 16: 24 (LBLA)
Nótese
que más que negarse a sí mismo es importante que tengamos primeramente el deseo
de ser un discípulo de Jesucristo, porque el anhelo profundo de ser un discípulo
de Jesucristo será la motivación principal que nos fortalecerá para hacer lo
necesario aunque esto implique negarse a sí mismo, sufrir, agonizar o morir con
el fin de agradar a aquel que nos amó y dio su vida por nosotros.
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