EL CORÁN

 



Mahoma, fundador del islam, afirmó tener una revelación directa de Dios para escribir el Corán y, aunque muchos lo llamaban loco, algunos otros creyeron en sus mentiras, fundando así el llamado islamismo.

El engaño de este comerciante de la Meca, comenzó cuando tenía 40 años aproximadamente, como afirman algunos historiadores. Según su propio testimonio él fue a una caverna en completa soledad a meditar y buscar la verdad sobre las cosas divinas y de repente escuchó una voz (satanás) que le mandó a escribir el Corán. A partir de ese momento empezó a formar grupos armados que atacaban ciudades completas y a toda persona que se oponía a sus creencias. Fue así que muchos empezaron a tener miedo de Mahoma y, este ser tan bestial, poco a poco fue adquiriendo más poder y control económico y político. Todo esto surgió en el siglo VII d.C.

El dios del islam, conocido comúnmente por occidente como ala, se muestra como enemigo de los llamados “incrédulos” (principalmente judíos y cristianos). Su posición celestial es compartida con los ángeles Chibril y Mikal (Gabriel y Miguel), uno se sienta a su derecha y el otro a su izquierda. Este dios es más parecido a un hombre, a un emperador, que a Dios, porque busca crear un imperio sobre la tierra llamado Islam y ordena a sus fieles a combatir contra los “infractores”, matando a todo aquel que no crea en el Corán (Mahoma, p. 64-65)[1]

El alá de Mahoma crea muchas dudas completamente razonables, porque: 

1.    El Corán que habla de este alá fue escrito por un solo hombre de quienes muchos aseguran que no era cuerdo, es decir que estaba loco.

2.    El Corán tiene muchos apartes que hacen creer que fueron extraídos de la Biblia y luego manipulados para buscar convencer a muchos de una doctrina completamente confusa.

3.    El Corán no provee de ninguna evidencia indubitable sobre algún hecho histórico que mencione.

4.    No es claro en su moralidad (¿qué define como bueno y que como malo?), ni es preciso al hablar de la eternidad sino muestra a un dios que solo busca adeptos a como dé lugar, aunque sea con terror, a las malas.

Mahoma, por medio del mito que había creado buscaba ser adorado como Dios, siendo hombre, y que su nombre fuera recordado por los siglos. Esta no es una característica de una persona que en verdad ama y sirve a Dios, sino de una que se sirve y ama a sí misma, buscando su propia gloria, usando en vano el nombre de Dios. Tales personas se parecen más al diablo que a un hijo de Dios.

“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” Romanos 12: 3 (RVR 1960)



[1] Mahoma (2001). El Corán. Cien del mundo. México.

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