APRENDIENDO A RESPIRAR CON UN TAPABOCAS


 

Es necesario, como hijos de Dios, que aprendamos a vivir aun en medio de la aflicción y de la persecución. El mensaje de este escrito toma como referencia, en esta época, el tapabocas, un accesorio que se ha convertido en una vestimenta esencial para salir a la calle, porque aparentemente protege del virus, pero es un instrumento que molesta, incomoda y no permite respirar adecuadamente en la calle. Así, de esta manera, es que tenemos que aprender a vivir espiritualmente, cubiertos nuestros corazones con la Palabra de Dios, cuando salimos a este mundo cruel y siniestro, en nuestra casa, en nuestro trabajo, en todo lugar y, aunque sea difícil para la carne, es realmente bueno para el espíritu, por lo tanto, no nos separemos de la Palabra.

Los tapabocas pueden ser semejantes también a esas circunstancias que nos dan rabia, malgenio o simplemente nos fastidian, pero que tenemos que enfrentar. La solución no es quitarnos el tapabocas, no es huir de los momentos incomodos, sino es enfrentarlos de la mejor manera, con calma, paciencia, templanza y con confianza en el Señor, pero si nos dejamos llevar por el momento o por la circunstancia entonces podremos pecar, desestabilizarnos, enorgullecernos y cometer actos terribles, por lo tanto, descansemos en el Señor y no confiemos en nuestras propias fuerzas, habilidades o capacidades, porque solo Dios tiene el control de toda circunstancia.

Ravi Zacharias (1946-2020), antes de morir, en una entrevista que le hizo Christian Post, dijo:

“Ríndete a la voluntad de Dios, camina en la voluntad de Dios, y ten la paz de Dios”  [1]

La paz de Dios es la que debe dar tranquilidad a un hijo de Dios en momentos de angustia y, la única manera de fortalecer la paz de Dios en nuestro corazón, como dijo el apologeta cristiano, quien murió de cáncer de huesos hace poco, es rindiéndose a la voluntad de Dios. Es así que se puede reconocer a la angustia en un cristiano como señal de que algo anda mal, de que aún no se ha rendido completamente a la voluntad de Dios.

Es evidentemente claro que estamos en los últimos tiempos, pero no tenemos que angustiarnos por esto, ni dejarnos llevar por pensamientos como los infundidos por la llamada teoría de la conspiración o cualquier otro semejante que tiene la única intención de atribular a las personas, así como lo hizo Elena de White, fundadora de la secta de los adventistas, quien dijo “no hay tiempo que perder nos esperan tiempos angustiosos”. Aunque tenía razón en la primera parte cuando dijo que no hay tiempo que perder estaba equivocada en su motivación, porque su ánimo no reposaba en Cristo sino en los tiempos angustiosos, es decir, en el corazón de esta mujer albergaba la angustia y no la paz de Dios y, de esta manera, incitaban a los demás, pronunciando falsas profecías y engañosas doctrinas.

"William Miller y Ellen G. White, los fundadores de los adventistas del séptimo día, falsamente profetizaron que Jesús regresaría en 1843. Cuando la predicción falló, cambiaron la fecha a 1844. Cuando sus cálculos demostraron una vez más el error, insistieron en que la fecha no estaba equivocada. Al contrario, según ellos, debía haber un error en el acontecimiento que asociaron a la fecha. Así que inventaron una nueva doctrina, afirmando que Cristo entró en su santuario celestial en 1844 para iniciar una segunda obra de expiación (en franca contradicción con Hebreos 9.12 y una serie de pasajes del Nuevo Testamento)."  (p.128) [2]

Los falsos maestros proclaman angustia con el fin de lucrarse, pero Jesucristo no enseñó así, sino por el contrario, enseñó la verdad, reveló el pecado del hombre por medio de la Ley y se dio conocer a la humanidad como el único Camino en el que puede el hombre ser salvo de su perversa condición pecaminosa que lo conduce al abismo infernal.

Los adventistas, como muchas otras religiones afirman saber bien los tiempos finales, y aunque los estudios que hacen tiene muchas cosas interesantes ( como este video tan ilustrativo y preparado https://www.youtube.com/watch?v=82ZuOgMwEho&feature=youtu.be), es muy difícil saber a ciencia cierta quien representa la bestia, los 10 reinos y luego los 7 que quedaran, se podría pensar en el G-7 que abarca las 7 potencias del mundo o en el Grupo de los 10 que abarca a las anteriores 7 con tres más que serían Bélgica, Canadá, Francia, Italia, Japón, los Países Bajos, el Reino Unido, los Estados Unidos,  Alemania y Suecia, pero es una hipótesis, no se sabe con certeza quienes son, hay muchas opiniones diferentes, lo que si podemos estar seguros es que Jesucristo puede venir en cualquier momento por su Iglesia y tenemos que estar preparados, porque, como dijo Jesucristo “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24: 36)

En esta época donde hay tanta vanidad rondando en rededor nuestro, en vez de estar discutiendo por cuestiones que no podemos responder con completa certeza, como si los gobiernos del mundo están o no formando un nuevo orden mundial o algo semejante, deberíamos más bien estar examinando nuestra integridad delante de Dios y buscando lo que verdaderamente es importante y trascendental, el reino de los cielos (lea Mateo 6: 33)

El reino de los cielos, que Cristo reine en cada ser humano, es la más grande búsqueda, porque agrada a Dios y complace a nuestra alma, y esto no es religión, porque la religión impone, mas Cristo da vida para que compartamos a otros de lo que hemos recibido, esto es amor. Un amor que no mira lo externo sino lo interno, el corazón del ser humano.

Joseph Merrick fue un hombre que aprendió a respirar con un tapabocas. Él frecuentemente fue juzgado por su apariencia externa, su físico, pues para el mundo era un monstruo, una bestia o un hombre elefante como muchos lo llamaban. A él lo rechazaron, los juzgaron y lo excluyeron sin darle la oportunidad de escucharlo, sin ni siquiera establecer conversación con él, lo que sigue pasando en nuestros días, el rechazo es una constante en nuestras vidas, rechazamos y somos rechazados, odiamos y somos odiados, porque hemos dejado, como sociedad, a Dios a un lado de nuestras vidas, pero es El, solo El, quien puede transformar, porque solo en Dios está el amor. Ese amor que Merrick tanto deseo y lo pudo apreciar, porque en Dios estuvo su consuelo, sabía que, aunque el mundo lo odiaba Él, su Señor, lo amaba y por esta razón respondía con amabilidad y caballerosidad, aunque los demás eran groseros con él.

Ashley Montagu, antropólogo y humanista reconocido, quien también hizo un estudio interesante sobre la vida de Joseph Merrrick, en uno de sus libros titulado “Que es el hombre” escribió:

"las religiones organizadas y seculares, la ciencia y la filosofía, han proporcionado a los seres humanos un estilo de vida, pero hasta ahora ninguna de ellas logro solucionar el problema de cómo pueden estos vivir en paz con sus semejantes y consigo mismos" (p.18)[3]

Las humanidades comprenden que hay un problema social, en la humanidad, que el hombre no puede vivir en paz con sus semejantes ni tampoco consigo mismo. Montagu, a pesar de su humanismo, dejó una reflexión que es importante que analicemos, ni las religiones, ni la ciencia, ni la filosofía han dado solución al problema del hombre. Nada que el hombre ha inventado, por más genial que parezca, ha dado solución a su problema, porque el hombre está muerto en sus delitos y pecados, y necesita vida, mas la única manera de tener vida es en Cristo, el nuevo nacimiento que solo Él puede dar.

 

“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”

Mateo 11: 25-30 (RVR 1960)

 

 




[2] MacArthur, J. (2014). Fuego Extraño. Grupo Nelson. E.U.A.

[3] Ashley Montagu (1950). Que es el hombre. Ediciones Paidos. España



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