ESTAD TRANQUILOS



La tranquilidad, no representa ausencia de problemas, sino una actitud de mansedumbre y calma a pesar de las circunstancias, pero tampoco se puede confundir con indiferencia o apatía, es muy diferente. El estar tranquilos es un estado sobrenatural, pero natural en quien ha puesto su confianza en Dios, porque solo en nuestro Creador, Señor y Salvador, podemos vivir tranquilos.
La vida es una completa desdicha en quien no confía en el verdadero Dios, ni honra su Palabra, pero quien se humilla ante Dios, reconociendo su propia condición, puede vivir verdaderamente en completo reposo.
“Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” Isaías 66: 2 (RVR 1960)
La verdadera humildad es reverencia ante Dios y su Palabra, no es lisonjearía, ni apariencia de piedad, sino sumisión completa a la voluntad de Dios. Es así que solo quienes confían y creen en Dios, en su Palabra, reconocen su necesidad de Él y de su Salvación, pueden vivir en la promesa de Dios, en la promesa de vivir en paz, con propósito y con gozo genuino sobre esta tierra.

“El que habita al abrigo del Altísimo
    Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.”
Salmos 91

Comentarios