MINISTERIO PLENITUD EN EL MATRIMONIO
La fórmula para un buen
matrimonio es enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona. (Mignon
McLaughlin)
H
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asta aquí hemos trabajado
en nuestro primer ministerio (Nuestro ser, nuestro cónyuge y nuestros hijos);
cada uno de nosotros, un día nos encontraremos frente a nuestro Padre Celestial,
estamos seguros que lo primero que nos preguntará será por nuestra relación
personal con El y cómo la cultivamos; después nos preguntará por nuestro
cónyuge, nos dirá algo así: “Te entregué un tesoro precioso (tu esposa o
esposo), ¿Cómo le trataste?... muy seguramente la siguiente pregunta será
muéstrame ¿Cómo educaste a tus hijos?.
Es sencillamente
maravilloso y de un gran privilegio para nosotros (esperamos que para usted
también lo esté siendo), el hecho de ser bendecidos con cinco preciosos hijos y
aunque reconocemos que el trabajo ha sido bastante duro, definitivamente los
hijos son una bendición en el matrimonio (herencia de Jehová son los hijos) y
si usted los tiene sabe de lo que estamos hablando, pero también debe saber que son una gran responsabilidad,
y el hecho de ser padres es un trabajo muy complicado. Aún recuerdo cuando
nuestros hijos estaban pequeños y lloraban de noche, cambiábamos pañales, nos
preocupábamos cuando les subía la temperatura, etc. Bueno yo me decía y
comentábamos entre nosotros esto va a pasar y un día podremos estar durmiendo
tranquilos, pero que distante estábamos de la realidad, pues a medida que pasan
los años, las dificultades también son mayores y pretender guardar a un hijo en
medio de una generación como esta es una tarea imposible cuando no se tiene en
cuenta el consejo de Dios, y ni siquiera se sabe cuál es la voluntad de Él para
sus vidas. Por eso nuestra oración diaria debe ser:
Amado Padre Celestial:
enséñame a ser el esposo(a) y padre (madre),
que tu deseas que yo sea, dame un corazón sensible a tu Palabra porque
reconozco que ella es el manual de vida para mí y para mi familia. Señor rindo mi voluntad a
la tuya, para no ser tan solo un oidor o lector de tu Palabra sino un hacedor,
en el nombre de Jesús te lo ruego, Amén.
NUESTRO PRIMER MINISTERIO
Veamos algunos puntos generales que estudiamos en
nuestras lecciones:
ü La base
para edificar un matrimonio feliz y para toda la vida tiene que ser la
verdadera fe en Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), edificar en algo o alguien
diferente al Dios de la Biblia, derrumbara tarde o temprano nuestra familia.
ü El
constructor de nuestra vida matrimonial tiene que ser nuestro Señor Jesucristo,
ya que Él es el mayor ejemplo de vida que tenemos, recordemos que Jesucristo no
es una religión “Él es el camino, la
verdad y la vida”.
ü Solamente
si nos relacionamos todos los días con nuestro Dios Todopoderoso encontraremos
que su voluntad es agradable y perfecta.
ü Para
relacionarnos con nuestro buen Padre Celestial es necesario orar, enamorarnos
de su palabra (la Biblia), conocerla, buscarla todos los días, leerla, meditar
en ella, estudiarla, creerla y compartirla con nuestro cónyuge e hijos.
ü Debemos
hacer nuestros devocionales familiares todos los días, pues allí nos
fortalecemos y descansamos en el Señor.
ü Nuestro
matrimonio es un pacto sagrado con Dios y con nuestro cónyuge, indisoluble, que
sólo la muerte podrá separar.
ü Somos una
sola carne con nuestro cónyuge, por consiguiente debemos dejar nuestra vida
egoísta y pensar en él.
ü El esposo
debe tener el liderazgo en el matrimonio, un liderazgo dirigido hacia el
servicio, la restauración, la dirección espiritual y la formación de valores y
buenos hábitos en la familia. Además como líder debe escuchar los consejos de
su esposa y sus hijos y con humildad reconocer sus errores.
ü La esposa
debe ser la ayuda idónea de su esposo, esto significa servicial, amorosa, buena
administradora, intercesora, amante bondadosa y discernidora espiritual, además
debe ser re animadora, restauradora y crítica constructiva para su esposo.
ü Mantener
una vida de oración y comunicación con nuestro cónyuge, nos capacitara para
resolver nuestros conflictos y vivir de común acuerdo.
ü El
Espíritu Santo lo tenemos todos los que hemos recibido a Cristo como nuestro
Señor y Salvador personal. La obra del E.S. en nuestras vidas y nuestro
matrimonio es fundamental, pues nos enseña, exhorta, anima, fortalece, guía,
ayuda, alerta contra el peligro, capacita para perdonar y nos llena de su amor,
además cambia nuestro corazón de piedra por uno de carne, sensible a la palabra
de Dios, llevando todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo.
ü Las
relaciones sexuales dentro del matrimonio son buenas en gran manera, disfrutar
del placer íntimo es algo que no debemos dejar de hacer.
ü El
cortejo debe formar parte de nuestro diario vivir en pareja, las palabras
amorosas, tiernas, los detalles, la galantería, la comunicación por teléfono
durante el día para decir tan solo un
“Te amo mi vida”, las tiernas caricias, los poemas, las flores, etc. No se
pueden perder con el paso de los años. Con estas recomendaciones nuestro ser
siempre estará dispuesto a ministrarse mutuamente.
ü Debemos
reconocer nuestros hábitos buenos y malos, negativos y positivos,
agradables y desagradables, debemos dar
gracias a Dios por las personas que han influenciado nuestra vida de manera
positiva y orar para que todos aquellos alcancen la salvación. También debemos
detectar nuestros malos hábitos y con cada uno de ellos renunciar, confesar y
apartarnos, declarando que El Señor es quien obra en nuestros corazones.
ü Tenemos
que reconocer que desde el día en que entregamos nuestro corazón a Jesucristo
estamos en guerra espiritual. Nuestro enemigo es satanás y no es nuestro
cónyuge ni ningún otro miembro de nuestro hogar, por consiguiente debemos
conocer sus artimañas para así saber cómo actúa y cómo podemos defendernos. El
Señor nos dotó con toda su armadura para que la utilicemos todos los días fortaleciéndonos
en su poder; no en el nuestro.
ü Dios no
puede ser burlado, todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará, sea
bueno o sea malo, sea abiertamente o encubierto, pues Dios todo lo sabe y El
está en todas partes, sus decisiones en el presente podrán afectar positiva o
negativamente a su próxima generación.
ü Dios nos
ha dado dones y talentos como hijos suyos, recuerde que un día El le reclamará
el uso de éstos (Mateo 25 14:30).
Últimos consejos:
ü Tome una
decisión irrevocable de no criticar en forma destructiva a su cónyuge.
ü Piense
todos los días en las cualidades agradables de su esposo(a)
ü Exprésele
verbalmente a su cónyuge cuanto lo ama
ü Reconozca
los dones y talentos de su precioso tesoro Manifiéstele a su cónyuge que es la
persona más importante de su vida.
ü Exprésele
físicamente a su cónyuge el amor con dulces y delicadas caricias
ü No dejes
la cortesía y los buenos modales. Esposo trate a su esposa con caballerosidad;
esposa respete a su esposo en todo momento
ü Hágase
sensible las necesidades de su cónyuge
ü Comprométase
a no causar dolor a su cónyuge, propóngase darle placer
ü Recuerde
que los pequeños detalles enriquecen la vida matrimonial.
ü Llame a
su cónyuge diariamente (especialmente el esposo a la esposa)
ü No se les
olvide el aniversario de bodas, planeen algo especial para ese día
Como siempre hemos compartido “Muchos pensamientos hay en
el corazón del hombre pero el consejo del señor permanecerá” (Prov. 19:21).
Estos fueron algunos de los consejos que compartimos en nuestras lecciones.
Repásenlos, estúdienlos con su pareja y sobre todo practíquenlos para así tener
un matrimonio sólido, armonioso y pleno.
El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él
también será saciado. (Prov. 11:25).
Teniendo en cuenta que El Señor ha restaurado y/o
mejorado su matrimonio y quieren dar pasos hacia la restauración de otros
matrimonios, sirviendo y dando de lo que El Señor les ha dado, convirtiéndose
en canales de bendición como ríos de agua viva. Les presentamos el Ministerio
Plenitud en el Matrimonio, donde como objetivos principales tenemos:
1)
Glorificar el nombre de nuestro Dios (Filipenses 1:9-11)
2)
Ser trasmisores de los consejos de Dios para el
matrimonio (Prov. 19:21)
3)
Rescatar los principios bíblicos para la formación de
discípulos de Cristo (Prov. 11:30)
4)
Conducir a la pareja matrimonial a un encuentro personal
con Dios de manera constante y progresiva.
5)
Brindar una esperanza real a la problemática matrimonial
6)
Matrimonios que sean para toda la vida y que en este
proceso aprendamos cada vez más el uno del otro (Prov. 13:14)
7)
Ser transparente, mostrándose ante su pareja tal y como
es (Génesis 2:25).
8)
Que cada vez que la pareja matrimonial tenga problemas
también tenga herramientas para resolverlos.
9)
Que aprendamos a amarnos con el único amor que nos puede
hacer felices. El amor de Dios.
10) Que sea El Señor el constructor de nuestro
hogar, (Salmos 127:1).
* Tomado del libro "Plenitud en el Matrimonio" escrito por Henry Espitia y Nancy Caceres (2016). Editorial Buena Semilla. Bogota (Colombia)
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