VIVIENDO UNA DOBLE VIDA



Francisco era un hombre muy conocido por sus enseñanzas en la iglesia y también porque siempre madrugaba a limpiar y organizar. Su familia estaba compuesta por su esposa y tres hijos. Ellos parecían la familia perfecta, todos querían ser como ellos, pero de repente se descubrió que este hombre que se veía tan ejemplar era infiel a su esposa y practicaba el homosexualismo, es decir que tenía una doble vida.
La falsedad de una persona no se reconoce en sus enseñanzas, ni en su elegancia al vestir, ni mucho menos en su estudio, sino en su vida integral. Si es alguien en un lugar muy diferente a lo que es en otro lugar, entonces no es transparente, ni integro, sino acomodado al entorno, por lo tanto, sin criterio, ni principios claros. Así eran los antiguos escribas y fariseos, enseñaban al pueblo la ley mosaica pero no obraban conforme a lo que enseñaban, por esta razón Jesús dijo:
“Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.” Mateo 23: 3 (RVR 1960)
La doble vida, mostrarse recto ante los hombres, cuando es realmente perverso, se ha convertido en un vivir muy común en muchos hogares de nuestras naciones. Es bastante triste que aun existan padres que se pongan de acuerdo en mostrar a sus hijos que se aman, cuando en verdad se odian, para que sus hijos crean que son una familia hermosa, en vez de atacar al problema, comunicar sus disgustos y buscar juntos una solución en base a la Palabra de Dios.
Dios no le interesa que el hombre haga buenas obras, predique su Palabra, cuando no es una persona íntegra, porque de esta manera vivió Judas, haciendo tantas cosas, pero sin un cambio verdadero en su ser.
La religiosidad es sinónimo de doble vida, porque quien vive como un religioso, practicando ciertos ritos, pretende engañar a otros y a si mismo al hacer creer al sistema que es justo cuando su vida sigue siendo igual de pervertida. Así también vivieron muchos israelitas, en la época de Moisés, adoraban a Dios, pero también se postraban ante los dioses hechos por manos humanas de los amorreos, por lo que Josué les dijo:
“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová”
Josué 24: 14 (RVR 1960)
Josué como líder en Israel, quien Dios había puesto para conducir esta nación no solo a la tierra prometida sino al Corazón mismo de Dios, fue muy claro con su pueblo, enseñándoles que es integridad lo que Dios quiere de su pueblo y no religiosidad, pero no obligó a ninguno a obedecer a Dios.
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” Josué 24: 15 (RVR 1960)
Si quieres servir a Dios, se sinceró y síguelo con integridad, pero si es tu deseo continuar con tu religiosidad, tus propias filosofías, entonces continua con esta vida de desastre, pero no digas que crees en Jesucristo, porque quien en verdad cree en Jesucristo no puede seguir viviendo en hipocresía.


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