UNA SOLA CARNE
El matrimonio fue la primera
entidad y la más importante relación instituida por el Señor después de nuestra
relación personal con El mismo. También
es un precioso misterio pues son dos personas en una sola carne, pero para que
esta hermosa entidad funcione dentro del plan divino debemos considerar lo
siguiente:
Ø Jesucristo debe ser el centro de nuestras vidas: Cada cónyuge debe tener a Jesucristo como su
único y suficiente Señor y Salvador,
pues cuando El habita en un corazón, comienza una preciosa obra que perfecciona
todos los días y así las cargas se harán más ligeras. Por eso si es usted quien no ha recibido el precioso regalo de la
salvación por gracia que ofrece Jesús, Hágalo pues será la única forma de ver
el matrimonio como un pacto sagrado, por el contrario si es su cónyuge quien no
ha tomado tan importante decisión ore y siga testificando del amor de Dios.
Ø Jesucristo debe ser el centro de nuestro hogar: Su ejemplo, sus consejos, sus mandatos, sus
palabras, su amor, su entrega, su humildad y su paz. Él debe tener el control
de nuestra relación.
Ø Con Cristo en el centro de nuestros corazones y
centro de nuestro hogar, nuestra relación matrimonial podrá ser lo que
Jesucristo es en esencia, amor, paz, servicio, humildad y fidelidad.
* Tomado del libro "Plenitud en el Matrimonio" escrito por Henry Espitia y Nancy Caceres (2016). Editorial Buena Semilla. Bogota (Colombia)
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