Una Vida con Brillo
Desde el mismo momento en que nos levantamos tomamos decisiones. Decisión
para levantarnos, decisión para hablar con Dios, decisión para hablar con
nuestro cónyuge, decisión para bañarnos, etc. Sin embargo algunas decisiones
llegan a ser más relevantes que otras y sin temor a equivocarnos, las tres más importantes a
tomar en la vida son: ¿Qué voy a estudiar?, ¿Con quién me voy a casar? y
la más importante ¿Dónde quiero pasar la
eternidad?; para aquellos que hemos tomado la decisión de pasar la eternidad
con Dios recibiendo a Cristo como nuestro Señor y Salvador, empieza una vida
hacia la santificación.
Cuando hablamos de santificación
muy seguramente lo relacionamos con una vida religiosa o llena de
prohibiciones, en realidad de esto no se trata pues la palabra de Dios no es
gravosa, por el contrario nos muestra la mejor forma de vivir. Las preciosas
palabras de Jesús al Padre, antes de ser sacrificado por nosotros así lo
demuestran: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son
del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes
del mal. No son
del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. “(Juan 17:14-17).
Veamos los conceptos de santidad y
santificación, así lo entenderemos con mayor claridad.
SANTIDAD: Tanto en el antiguo testamento como en el nuevo
testamento se puede traducir como “apartado”. Para quienes hemos recibido a
Cristo como nuestro Señor y Salvador es el traslado que El Señor nos hace del
reino de las tinieblas a SU REINO, de las tinieblas a la LUZ, y el ser
apartados para EL, es decir, que Dios se reserva el derecho de propiedad, (Juan
1:12, colosenses 1:13-14). En general podemos decir que ser santo es estar
posicionado eternamente en el cielo y en la tierra para Dios, en el momento de recibir a Jesucristo como nuestro
único y suficiente Señor y Salvador; estamos en tiempos de apostasía y es muy
común que las personas digan que ser cristiano está de moda. Llamarse cristiano
es algo muy común pero muy poco real, ya que en muchos casos los frutos de este
tipo de personas no son de un verdadero arrepentimiento. Ser cristiano es igual
a ser santo, es renunciar a un estilo de vida, es dejar de mirarse a sí mismo y
ver a Cristo, quien murió por nuestros pecados, resucitó en victoria y vive
activamente en los corazones de quienes le hemos recibido. Ser un verdadero
cristiano es empezar una vida hacia la santificación.
SANTIFICACIÓN: En el nuevo testamento existe una palabra en griego
que es “hagiasmos” en español se traduce como “dar brillo”, es la misma palabra
utilizada en 1 de Tesalonicenses 4:3. Es el cambio progresivo del creyente (de
quien recibe a Cristo como su Señor y Salvador), y depende fundamentalmente de
tres factores:
1.- Arrepentimiento: 1 de Juan 1:9
2.- Renuncia: Prov. 28:13
3.- Obediencia: 1 de Juan 2:6
Solamente podemos lograrlo con la Biblia, la oración
y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Es una lucha diaria que no
debemos hacer en nuestras propias fuerzas, sino en el poder de Dios (relación íntima
y personal) “Todo lo puedo en Cristo que
me fortalece” (Filipenses 4:13), si lo
hacemos de este modo finalmente obtendremos la libertad y la vida abundante
prometida por Jesucristo.
En general podemos observar cuatro características a
lo largo de la Biblia, para comenzar y continuar el proceso de santificación de
nuestras vidas:
- Ø
Llamado:
Apocalipsis 1:20, nos enseña que Dios está a la puerta de nuestro corazón,
llamando para que nosotros le permitamos entrar; Jesucristo llamó a muchos al
arrepentimiento, pero solo unos pocos le escucharon.
- Ø
Principio(s): la Biblia
contiene principios o mandatos divinos. Principio es una regla dada por Dios,
no negociable y cuya obediencia trae como consecuencia, generalmente el
cumplimiento de una promesa. Por supuesto que estos principios no son gravosos
ni imposibles de cumplir, por el contrario nos harán mejores hombres y mejores
hijos de Dios.
- Ø Promesas: Muchas veces nos saltamos los primeros puntos y nos vamos directamente a
las promesas. Por supuesto que los líderes religiosos de este tiempo, son
especialistas en hablar de este tema y muchas veces nos la pasamos buscando las
promesas en vez de buscar que nuestras vidas brillen como luminares en medio de
esta sociedad. Sin embargo no podemos dejar de decir que Dios tiene
innumerables promesas para sus hijos.
- Ø Consecuencias: Cuando desobedecemos a Dios podremos llegar a tener varias consecuencias
que afectaran nuestro ser, nuestro matrimonio, nuestros hijos y hasta nuestra
próxima generación.
“El principio de la
sabiduría es el temor al Señor, los insensatos desprecian la sabiduría y la
enseñanza”. (Proverbios 1:7).
* Tomado del libro "Plenitud en el Matrimonio" escrito por Henry Espitia y Nancy Caceres (2016). Editorial Buena Semilla. Bogota (Colombia)
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