El Matrimonio un Precioso Diamante





El valor del diamante radica en tres características principalmente:

·     Color. blanco perfecto que surge del espectro de todos los colores, entre más blanco más luz.
·   Pureza: está en el brillo, cuando entra la luz sufre innumerables reflexiones interiores y la luz blanca se dispersa regresando al interior como un abanico de colores.
·    Peso: entre más peso más valor

Al igual que el diamante el valor del matrimonio radica en las siguientes características:

  • Color: tanto el hombre como su mujer estaban desnudos y ninguno de los dos sentía vergüenza de estar así. (Génesis 2:25)
  • Pureza: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla” (Hebreos 13: 4)
  • Peso: “Por lo tanto el hombre dejara a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne” (Génesis 2:25).


Hay algo muy interesante acerca de los diamantes que no todos conocen y es el hecho de que son extremadamente duros y solo pueden ser quebrados por otros diamantes, sin embargo esta piedra preciosa constituida por carbono cristalizado en el sistema cubico se carboniza exponiéndolo a altas temperaturas. Al igual que el diamante, el matrimonio puede llegar a ser destruido por las presiones propias de este mundo, de nuestras debilidades y de nuestro egoísmo.

Sin embargo la parte más interesante del diamante radica en que su gran valor está centrado en el trabajo que realiza el lapidario (el que talla el diamante). Aunque el diamante por si solo tiene un gran brillo el lapidario pacientemente mejora los destellos y los pule en un trabajo que requiere mucha paciencia y mucho conocimiento, pues las aristas tienen que pulirse una a una.

El matrimonio tiene que pasar por la mano del tallador para encontrar su brillo y su verdadero valor. En un trabajo que dura prácticamente toda la vida, lo que hace Jesucristo en el matrimonio es tomar arista por arista y pulirla;  “Estando persuadido  de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses1:6). Es por eso que debemos ver el matrimonio como una unidad donde existen muchas problemáticas por resolver, muchas aristas por pulir, que solamente serán talladas y pulidas cuando nos disponemos en las manos de nuestro precioso lapidario, el Señor Jesucristo.



Tomado del libro "Plenitud en el Matrimonio" escrito por Henry Espitia y Nancy Caceres (2016). Editorial Buena Semilla. Bogota (Colombia)



Comentarios