¿CÓMO EL PODER ENCEGUECE?



Las posiciones políticas, gubernamentales, de liderazgo o de poder no son fáciles de asumir con un espíritu humilde y sencillo para todo el mundo, un clásico ejemplo fue Saul.
Saul de joven fue descrito en la Biblia como hermoso (1 Sam. 9: 2) aun su nombre parece describirlo muy bien, pues significa deseado o implorado, pero ¿Qué pasó con este joven cuando fue nombrado rey sobre todo el pueblo de Israel? Él no pudo asumir su posición de rey sobre Israel porque fue egocéntrico, orgulloso y soberbio, prefiriendo hacer lo que mejor le parecía que obedecer a Dios fielmente, por lo tanto, el Señor lo desechó (1 Sam.16: 1).
Este mensaje tiene un remitente específico, es para quien tiene una posición de autoridad o de poder que Dios mismo le ha dado, no sean como Saul, prepotente y orgulloso porque a su debido tiempo, si no se arrepienten, el Señor mismo los desechará y serán grandemente avergonzados. Mas bien sigan el ejemplo de sencillez y humildad de David, quien no ocupó un lugar jactancioso sino siendo rey se identificó como siervo de Dios.
En esta época, más que en cualquier otra, se está levantando una generación de hombres y mujeres orgullosas, lamentablemente, aun dentro de la misma iglesia, y muchos se hacen llamar a sí mismos pastores, diáconos o maestros. Se creen pastores cuando no están dispuestos ni a servir al otro con humildad, a apacentar las ovejas del rebaño del Señor, a reconocer que en verdad solo uno es el Pastor y la Biblia nos enseña claramente que nuestro único Maestro, Pastor y Señor es Jesucristo. Si eres esta clase de pastor insensato y necio que prefiere hacer su voluntad antes que la voluntad de Dios entonces arrepiéntete antes de que sea demasiado tarde.
“Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.” Mateo 23:8 (RVR 1960)

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