ANIMAOS UNOS A OTROS
“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a
otros, así como lo hacéis.” 1 Tesalonicenses 5:
11 (RVR 1960)
Es importante aclarar que
este mensaje de principio a fin es para quienes han nacido de nuevo, es decir
para la Iglesia, puede sonar excluyente pero es así como el Señor nos enseña
que sus bendiciones y palabras de ánimo son para sus hijos mientras que lo
contrario (las maldiciones) son para quienes El no conoce.
El camino que como hijo de
Dios estas andando no es ancho ni cómodo, tiene sus dificultades y momentos que
podrían hacerte sentir como si estuvieras solo, a veces te puede llevar al
desánimo, por eso es que son pocos los que andan en este camino, pero el mismo
camino te enseñara que adelante siempre va estar Jesucristo, preparándote para
el siguiente paso.
El ánimo que como iglesia
debemos y tenemos el mandato de expresar entre nosotros debe ser genuino y
sincero, pero lo más importante es que sea cargado de palabras
que nos estimulen a seguir fortalecidos en el Señor, a fin de que cada uno,
individualmente, y como hermanos, colectivamente, podamos enamorarnos día a día
más de sus virtudes, de tal manera que produzca en nosotros un deseo mayor de
conocerle, obedecerle y amarle, y una fidelidad tan fuerte a su Palabra que nos
haga ver los placeres de este mundo cada vez menos atractivos.
El sistema esta anegado de diversas
atracciones contrarias a la voluntad de Dios que solo producen un placer
momentáneo para la carne, como la lujuria o el engaño de las riquezas. Estas
cosas son como el queso en una trampa para el ratón, son sucesos que ha puesto
el diablo de una manera tentativa para conducirnos al pecado, por lo tanto
tengamos cuidado no solo de nosotros sino también de nuestros hermanos. Si hay
alguno débil que está siendo atraído por el diablo animémosle en el Señor a mirar
a Jesucristo y a deleitarse en sus mandamientos.
Nuestro peregrinaje sobre esta tierra es
como una caminata de búfalos, nosotros somos los búfalos. Si estamos juntos, no
dudemos en que podremos enfrentar en victoria al diablo, pero si estamos solos y
separados de la manada seremos presa fácil del sistema. Así también somos como
el cachorro del oso, mientras estemos con nuestro Señor, podremos tener la
seguridad de que nada malo nos ira a pasar, por lo tanto no nos alejemos de
Dios ni tampoco de la comunión con nuestros hermanos sino animémonos unos a
otros a seguir el Camino, porque verdaderamente es lo mejor que tú y yo podemos
hacer, aun cuando los demás no lo hagan sigue adelante porque Dios sabe
recompensar a quienes le honran.
En las misiones, dentro de zonas del mundo
en el que se persigue más ferozmente a quien anuncia el evangelio, los obreros
son mucho más pocos que lo que son en nuestras ciudades y lamentablemente como
iglesia hemos dejado solos a muchos de ellos al no orar, no estar con ellos o
no enviarles ofrenda. Eso ha sido causa de que por su debilidad varios hayan
desfallecido y abandonado su ministerio, pero quienes son maduros en la fe
pueden dar cuenta que aun en medio de momentos de angustia podemos clamar al
Señor y Dios, quien es grande en misericordia, nunca nos abandonara, entonces
lo más importante es que nos fortalezcamos en el Señor y nos animemos, no a seguir
a una persona sino a Jesucristo, quien siempre estará con nosotros. Él es el
mismo ayer, hoy y por los siglos.
Si eres hijo de Dios ánima a tus hermanos,
aunque ellos no te animen, y nunca dejes de congregarte, para que te deleites
en el Señor con tus hermanos, tu corazón no se enfrié y no seas presa fácil del
sistema.
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