LA SOLEDAD, MADRE DE TODAS LAS PRUEBAS
Las circunstancias pueden
tornar muy complicadas, de difícil comprensión, como podría ser estar
secuestrado, ser embargado, estar en la cárcel injustamente, sufrir de
esclavitud, matoneo o persecución, pero hay una prueba mayor que esta y es
enfrentar estas mismas circunstancias sin ningún apoyo sino con el rechazo y
las injurias de todos.
La soledad
es la madre de las pruebas porque no le resulta fácil a ningún ser humano
enfrentarse a las tinieblas completamente solo. La oscuridad es uno de los
mayores temores, no es fácil saber de alguna persona que le tema a la luz, pero
si es bastante común que alguno le tenga miedo a la oscuridad. Si vemos, por
ejemplo, una casa oscura en donde jamás hemos entrado nos da miedo, preferimos
ir acompañados.
Los matrimonios en nuestra época de la
comodidad, diré posmodernidad, es producto o resultado de un miedo a la
soledad, pero no de un sincero compromiso, por esta razón es que se ha vuelto
común que quienes se casan se divorcian con la misma velocidad con la que se
casan.
La soledad ha devastado vidas de la misma
manera que ha fortalecido a otras, porque es un proceso que a quienes aman a
Dios les fortalece en su relación con su Señor, permitiéndoles conocer aún más
de sus virtudes.
“Aunque
ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
Salmos 23: 4 (RVR
1960)
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