¿DÓNDE ESTAS TU?



La pregunta aun sigue retumbando en mi mente como si la hubiera escuchado en este mismo instante, aunque se, estoy seguro, que fue la pregunta que Dios hizo al hombre después de que por primera vez no obedeció a su Palabra.
-Estaba tan cerca a mi Creador, contemplando sus maravillas y eterno amor, caminando en el jardín que me había dado para que lo administrase- Quizás ese era el lamento constante de Adán, pero no solo el de él sino el de muchos de nosotros, sus hijos, porque como el hijo prodigo muchas veces nos hemos escondido y alejado de Él, pero su pregunta aun continua ¿Dónde estas tu? O como la oveja perdida, nos apartamos de su dirección para hacer lo que nos place, mas el Señor nos pregunta una vez más ¿Dónde estás tú? No es una pregunta de desconocimiento, porque Dios lo sabe todo, sino una que busca llevarnos al arrepentimiento.
¿Dónde estas tu? Se hace tan difícil responder a esa pregunta que Adán no la respondió, porque muchas veces preferimos esconder nuestra vergüenza por el pecado que cometimos en vez de arrepentirnos, lo cual esta muy mal, porque el pecado, como Dios mismo dijo no se puede esconder se tiene que pagar y su precio es la muerte.
La pregunta aun sigue haciendo eco en mi mente aun cuando creo que he sido fiel a mi Señor y es porque el Espíritu Santo día a día me convence de mi pecado y me lleva al instante al arrepentimiento, es esta la razón por la que no concibo pensar en la vida de un cristiano que no sea la de un constante arrepentimiento. El arrepentimiento nos lleva a dejar de escondernos de Dios para acercarnos a Él con un corazón contrito y humillado, dispuesto a que sea Dios y no nosotros quien dirija nuestros pasos, nuestro andar y pensar.
El arrepentimiento no es sinónimo de remordimiento como el sufrimiento de un cristiano tampoco es lo mismo que tristeza, porque arrepentirse genera una acción de cambio y el sufrimiento que podemos estar enfrentando por causa de Cristo es un legítimo motivo de gozo.
La pregunta ¿Dónde estas tu? Es necesario que la escuchemos día a día en nuestros corazones, porque es Dios quien nos hace esta pregunta a fin de que no nos alejemos de su preciosa voluntad y, de hacerlo, nos arrepintamos de inmediato del mal que cometimos, tal como lo hizo David quien anduvo en el consejo de Dios y aunque se apartó de su Palabra cuando cometió pecado contra Urías volvió su corazón arrepentido ante Dios y asumió las consecuencias de su pecado, es decir el castigo.
“…Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén; por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo…” 1 Reyes 15: 4-5 (RVR 1960)

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