VENDRÁ COMO ASCENDIÓ
“Y el
Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó
a la diestra de Dios.” Marcos 16: 19 (RVR 1960)
Jesucristo después de decir en la cruz:
“consumado es”, terminando de cumplir la Obra por la que el Padre lo envió, fue
sepultado en sepulcro nuevo, pero no abandonado por el Padre.
“Porque
Tú no abandonarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que Tu Santo sufra
corrupción.” Salmos 16: 10 (RVR 1960)
La operación del poder de la fuerza del Padre
de gloria, operó en Cristo, resucitándole de los muertos al tercer día y
sentándole a su diestra en los lugares celestiales.
“Y si
Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin
embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia. Pero si el Espíritu de
aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros,
el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también
dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en
vosotros.” Romanos 8: 10-11 (LBLA)
En Cristo tenemos nueva vida, y esperanza de
la resurrección de nuestros cuerpos mortales. Jesucristo, antes de ascender a
los cielos para sentarse a la diestra del Padre, les dijo a sus discípulos:
“…Estas
son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que
se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas
y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen
las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se
predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las
naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas
cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero
quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder
desde lo alto.”
Lucas
24: 44-49 (RVR 1960)
Jesucristo les abrió, a sus discípulos, el
entendimiento para que comprendieran lo que las Escrituras decían sobre El. Los
discípulos de Jesucristo eran testigos del cumplimiento de las Escrituras y debían
dar testimonio sobre ello a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Pero tenían que esperar hasta que el Espíritu de Dios descendiera sobre
ellos.
Para que el Espíritu Santo viniera era
necesario que Jesucristo ascendiera. Jesucristo antes de ser llevado como oveja
al matadero, dijo a sus discípulos sobre el Espíritu Santo:
“…Os
conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al
mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen
en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio,
por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas
que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas
que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará
saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y
os lo hará saber.” Juan 16: 7-15 (RVR 1960)
El mandato de Jesucristo a sus discípulos: “id y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” no
podía ser cumplido cabalmente sin el Espíritu Santo en ellos. La ascensión de
Jesucristo a los cielos también es la venida del Espíritu Santo sobre los que
en verdad creen en Jesucristo. El Espíritu Santo es el Maestro que nos da
entendimiento para comprender la Biblia a fin de andar bajo la perfecta
voluntad de Dios. Muchos ignorantes de las Escrituras creen que el Espíritu
Santo no es Dios, y otros blasfeman de su nombre al no glorificar a Jesucristo
o al glorificar al Espíritu Santo antes que a Jesucristo. El Espíritu Santo es
Dios, la tercera persona de la trinidad, que no da testimonio de sí mismo sino
de Jesucristo, por lo tanto podemos conocer a quienes tienen el Espíritu Santo
porque ellos glorifican a Jesucristo.
La Biblia no solo nos enseña, nos guía, nos
dirige, nos instruye, sino también nos da paz en medio de la aflicción.
“Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16: 33 (RVR 1960)
Si en verdad has creído en Jesucristo, en la
Obra Redentora, en la suficiencia de las Escrituras, entonces no solo tienes
confianza en Dios sino también te ha sido encomendado el mensaje más poderoso,
el único que puede transformar la vida de cualquier individuo, el evangelio, a
fin de que lo enseñes a toda criatura.
“Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le
recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos
puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a
ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron:
Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha
sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”
Hechos
1: 8-11 (RVR 1960)
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