SUMISIÓN A DIOS



David con su ejemplo enseñó sumisión y no autoridad, paciencia más que leyes y a dar en vez de quitar. Mostró que es más cómodo ser seguidor que ser líder, David fue un hombre conforme al corazón de Dios porque no buscó su propio placer sino hacer la voluntad de Dios con todo su corazón, y los momentos más tristes en su vida fueron cuando el desobedecía la Palabra de Dios.
David buscaba la voluntad de Dios. David quería ver a Dios, y no verse a sí mismo, actuar, así como Moisés que luego de tener un corazón quebrantado no hizo nada cuando Coré se reveló, sino solo se postró delante de Dios dejando a Dios obrar. Como consecuencia Coré y sus partidarios fueron tragados por la tierra.
Ninguno de nosotros puede cuestionar la autoridad de Dios. Nosotros debemos cuestionarnos primero a nosotros mismos y reconocer que podemos llegar a ser cosas terribles alejados de la gracia de Dios.
Este mundo necesita hombres de quebrantado corazón, interiormente transformados y no hombres talentosos y exteriormente capacitados, por ello es que una verdadera autoridad, digna de respetar, es aquella que reconoce a Jesucristo como máxima autoridad, como verdadera autoridad, como el que quita y pone reyes.
Cada uno de nosotros debe reconocer que la manera en que reaccione ante un líder revelara mucho acerca de su persona, pues Dios también usa a estos líderes para enseñarnos a ser sumisos como David.
“Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos”
1 Pedro 2: 13-15 (RVR 1960)
Cuando seamos autoridad también debemos recordar que nosotros solo debemos buscar hacer la voluntad de Dios y no codiciar su poder.

Comentarios