SERVIR ES LIDERAR



Es importante que como líderes, en nuestro trabajo, tengamos un buen desempeño laboral, siendo ejemplos para otros. Cuando nos piden hacer un trabajo, ¿somos diligentes en lo que hacemos? Debemos serlo, dando más de lo que nos piden, no limitarnos, simplemente, a lo que nos ordenan sino siempre yendo más allá, aportando también ideas. El esfuerzo es muy importante, a veces pensamos que de nada sirve esforzarnos porque nadie lo ve, pero no es así, el esfuerzo se ve aunque pensemos que no, lo importante es no rendirnos. No debemos desfallecer. Cristo es el único que nos puede renovar las fuerzas, por Él estamos trabajando y solo para El tenemos que trabajar. Cuando hacemos las cosas en nuestras propias fuerzas lo único que sacaremos es cansancio, desanimo y estrés. Pero cuando le pedimos ayuda a Dios, empezando hacer nuestro trabajo bajo las fuerzas de Cristo, Él nos dará fuerzas sobrenaturales. Debemos dejar el egoísmo y orgullo a un lado, porque eso lo que hará es hundirnos más. Al igual  que en el trabajo, en el estudio también debemos esforzarnos, ya que con el simple hecho de estudiar, estamos siendo privilegiados. Deberíamos ponernos metas, confiando en el talento y las capacidades que Dios nos dio, no abatirnos, porque tal vez un profesor, o una persona cualquiera nos dice que no podemos y que deberíamos rendirnos. Por lo contrario demostrémosle con hechos a cada persona que nos cree incapaz de lograrlo, que si podemos, solamente con la ayuda de Dios, ya que sin él nada somos. Así que demos lo mejor de nosotros sin importar lo que piensen los demás, lo importante es aprender y dar lo mejor de cada uno de nosotros.
Un buen líder se autoexamina, para saber qué cosas debe cambiar, porque algo muy importante de un buen líder es admitir sus errores. Todos tenemos diferentes formas de ser, no podemos clasificarnos porque cada uno de nosotros somos únicos.
El mejor líder es Jesucristo, es quien debemos imitar en su humildad, su amor, sus enseñanzas, su valor, su fuerza, su valentía, etc. Él es nuestro más grande ejemplo, y también es nuestro Salvador y nuestro Señor. No somos perfectos, todos somos distintos, todos tenemos debilidades y fortalezas, somos mejores en unas cosas y en otras tenemos más dificultad, pero empecemos a admitir nuestras debilidades o dificultades para que Dios las convierta en fortalezas. Así empieza un buen líder, mirándose primero asimismo antes que a los demás. Además, si queremos ser buenos líderes, tenemos que ser un buen ejemplo y cuando nos equivoquemos, porque somos seres humanos, debemos admitir nuestro error con humildad y sencillez de corazón.
Es importante como buenos líderes relacionarnos con las demás personas, con sinceridad. ¿Cómo nos comportamos ante los demás?, es importante que más que líder nos vean como amigos porque de nada sirve hablarnos con mucha gente si no tenemos ningún amigo. Se trata de ayudarnos mutuamente como líderes y seguidores, algunas veces como líderes vamos a tener que seguir, debemos ser conscientes de ello, que no siempre estaremos en la cima, por el contrario, como buenos líderes somos los que servimos a los demás. Es importante saber enfrentar los problemas, llevándolos a pronta solución, en vez de engrandarlos, porque los problemas se crearon para ser solucionados, y solo los buenos líderes tienen la capacidad de ver la solución, debemos ser pacificadores y no ser el problema, ya que muchas veces lo somos. La responsabilidad de un pacificador es grande, porque consta de mantener unido al grupo, de una sana convivencia, se deber ser creativo, pero a veces es necesario aportes o ideas de todo el equipo para que como grupo se llegue a una solución. En conclusión, para evitar confusión, sigamos el ejemplo de Jesucristo, obedezcamos las instrucciones de Jesucristo dejadas en su Palabra (la Biblia), aprendiendo todos los días a ser humildes y mansos de corazón.
“Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.”
Mateo 11:29 (DHH)


Comentarios