LA VOZ DE DIOS, LA VOZ DEL DIABLO, LA VOZ DE OTROS Y MI VOZ



En nuestra mente escuchamos constantemente diferentes voces que susurran a nuestros oídos motivándonos a tomar una decisión. Estas voces son muchas pero de todas ellas solo a una debemos prestar atención obedeciéndola porque es la única voz que no miente, es la voz de Dios.
La voz del diablo nos llama a la tentación, es una voz sensual que nos engaña por medio de los ojos, los oídos, el tacto y los demás sentidos. Es una voz que nos lleva a la autodestrucción, nos desorienta como a ovejas sin pastor, por lo tanto es una voz que no debemos oír. La voz de los otros es una voz incierta porque es de personas que siguen y no siguen la voz de Dios. Esta voz nos confunde porque no siempre es la misma, debido a que las personas no siempre son las mismas; algunas veces nuestros hermanos caen mientras otras veces están firmes en Dios. Aunque es la voz de nuestros semejantes es necesario que no la asimilemos inmediatamente como verdad, sino filtrémosla a la luz de la Palabra de Dios.
La voz de Dios es el Espíritu Santo hablando a nuestra vida. Es su voz la que convence al mundo de pecado (el pecado en el mundo es latente en quien no cree en Jesucristo), de justicia (la justicia en Jesucristo por su Obra ha sido cumplida al sentarse Jesús a la diestra del Padre), y de juicio (el diablo ya ha sido juzgado por lo tanto no hay razones para escuchar su voz por cuanto ya ha sido derrotado) (lea juan 16: 5-15).

Gracias a la Biblia podemos conocer la relación entre el hombre y Dios, la naturaleza humana y la naturaleza de nuestro Creador. La historia de Israel nos permite entender mejor la gracia y misericordia de Dios a una humanidad totalmente errada y desorientada.

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