EL MUNDO ODIA A JESUCRISTO



Llegar  a aceptar todo como una verdad es un gran engaño en que el mundo no quiere escapar y, la tristeza que esto produce, es innegable, pero como conocedores de la verdad no debemos desanimarnos ni perder el aliento, sino por el contrario, sumergirnos en el amor de Dios alejándonos, por un momento, del mundo para comunicarnos con nuestro Creador por medio de la oración y de la consolación de las Escrituras.
La humanidad en estos tiempos ha traspasado los límites del respeto a Dios y hacia su creación, llamando a la bueno malo y a lo malo bueno, no dejándose enseñar sino pensando que son portadores de un conocimiento especial que los conduce a la relatividad moral. No es posible que con estos conceptos asimilados en una persona pueda existir el amor, porque el amor proviene únicamente de Dios. Aun así las mismas Escrituras nos enseñan que el mundo odia a Jesucristo, pero no debemos deprimirnos porque aquel a quien odian nosotros adoramos, gracias a la gracia de Dios que nos abrió los ojos para poder creer.
“Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo. Así dice la Escritura:
«Miren que pongo en Sión
    una piedra principal escogida y preciosa,
y el que confíe en ella
    no será jamás defraudado.»
Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos,
«la piedra que desecharon los constructores
    ha llegado a ser la piedra angular»,
y también:
«una piedra de tropiezo
    y una roca que hace caer.»
Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.
Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida. Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación.”
1 Pedro 2: 4-12 (NVI)
Perseveremos en el amor que Dios derramó en la cruz por nosotros sin cansarnos, no dejándonos llevar por nuestros deseos que son engañosos sino por la dirección de la Palabra de Dios, porque solo en la Biblia hay palabras de vida eterna.

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