EL HOMBRE NO ES EL CENTRO DEL EVANGELIO
El
humanismo propone que el hombre es el centro del mundo es decir que el hombre
es dios. Este pensamiento no es nuevo sino antiguo, teniendo su origen en el
huerto del Edén.
Mientras
la mujer estaba en el huerto le llegó este pensamiento inducido por satanás, y
este pensamiento fue lo que llevó al hombre a desobedecer a Dios.
El
pensamiento humanista es expresado de diferentes maneras pero es común en todos
los hombres que se encuentran alejados de la gracia de Dios. Erasmo de Róterdam
fue un humanista, pero también teólogo, que buscando aliar tanto lo que propone
el humanismo como su propia teología desarrolló una nueva enseñanza que
explicaba el evangelio de tal manera que ponía al hombre como su enfoque
principal. Aunque Erasmo fue usado por Dios para traducir la Biblia no lo fue
para enseñarla, porque su pensamiento humanista aún seguía esclavizándolo sin
dejarle ver las verdades absolutas de la Biblia.
El
Señor puede usarte para su obra pero eso no significa que eres salvo porque no
es por tus obras que eres salvo sino únicamente por la gracia de Dios, por
medio de la fe. La fe que tampoco es nuestra sino es don de Dios, para que
nadie tenga en que jactarse delante de Dios sino en gran manera adorarle por su
gracia y amor. El verdadero evangelio no está enfocado en el hombre, aunque
este sea beneficiado, sino en Dios, en su amor, su provisión, sus virtudes, y
su propósito.
Carece
de sentido cualquier predicación que no sea de la Biblia, porque las palabras
de la Biblia son poder de Dios para Salvación al perdido y renovación de la
mente del nuevo hombre. Nosotros no estamos llamados para convencer al hombre
con palabras persuasivas sino a Predicar la Palabra, y quien predica la Palabra
no se centrara en el hombre sino en Jesucristo, porque la Biblia se centra en
Jesucristo.
Estamos
en tiempos de una tolerancia pervertida, una moral subjetiva, una verdad
relativa, que arrastra al mundo a aceptar cualquier cosa que desagrada a Dios,
pero nosotros no podemos caer en eso.
“Pero temo que, de alguna manera,
su pura y completa devoción a Cristo se corrompa, tal como Eva fue engañada por
la astucia de la serpiente. Ustedes soportan de buena gana todo lo que
cualquiera les dice, aun si les predican a un Jesús diferente del que nosotros
predicamos o a un Espíritu diferente del que ustedes recibieron o un evangelio
diferente del que creyeron.”
2 Corintios 11: 3-4 (NTV)
No
caigamos en el mismo pecado de muchos y en el que antes andábamos sino
sometámonos a la autoridad de la Biblia, porque si nos conformamos a este mundo
no renovando nuestro entendimiento por medio de la Palabra de Dios entonces
podremos caer en el engaño. El engaño que ha apartado tan pronto de Dios a
muchos es un evangelio diferente que aparenta ser la Buena Noticia, pero no lo
es en absoluto. Falsos maestros, que a propósito distorsionan la verdad acerca
de Cristo, son los que llevan a engaño a
estas personas.
Si
en verdad es tu deseo servir a Cristo debes asumir el mismo propósito de Pablo:
“Queda claro que no es mi intención
ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a
la gente, no sería un siervo de Cristo.”
Gálatas 1: 10 (NTV)
El
Evangelio no se centra en agradar a la gente sino en agradar a Dios, por lo
tanto, si es que en verdad te interesa el evangelio no te importara ser
escarnecido por la gente a causa de agradar a Dios.
En
la época de Martin Lutero, misma época de Erasmo de Róterdam, muchos apoyaron a
Lutero porque se levantó en contra de la religión católica pero solo un puñado
lo hizo entendiendo que el mensaje del evangelio no se basa en simple
razonamiento humano. Lo que la mayoría no comprendió fue que Martin Lutero no
se estaba levantando contra un montón de religiosos sino contra enseñanzas diabólicas,
contra principados, contra ideologías humanas, contra potestades, contra los
poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad
en las regiones celestiales. Erasmo de Roterdam al principio pensó que Lutero
estaba en su mismo enfoque humanista pero luego de quedarle claro que Martin
Lutero exaltaba más a Dios que al hombre se fue en su contra.
El
hombre busca su propia gloria en su naturaleza pecaminosa, por eso es que en la
naturaleza en que nacimos nos odiábamos unos a otros, pero la gracia de Dios
nos dio nueva vida, gracias a la redención de Jesucristo, a fin de que sirvamos
a Dios. No fuimos llamados para nuestra propia gloria sino para servir a Dios,
es decir que el hombre en el pecado es esclavo del diablo pero en la gracia de
Dios es esclavo de Jesucristo. La verdadera libertad la disfruta el esclavo de
Jesucristo, pero no solo somos esclavos sino también amigos de Jesucristo
porque por medio del Espíritu Santo Él nos ha dado a conocer todas las cosas
que ha oído del Padre.
El mundo ha puesto su mirada en filosofías que
satisfacen sus apetitos sexuales, en busca de poder, de conocimiento y
reconocimiento. Ellos creen que la codicia es buena, y así mismo enseñan. Ese
camino que han seguido es el mismo que siguió Caín, hermano de Abel e hijo de
los primeros hombres en la tierra: Adán y Eva.
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