DEMOSTRACIÓN DEL ESPÍRITU Y PODER
El evangelio es poder de Dios para el que
cree, poder transformador, por lo tanto no son solo palabras.
“pues
nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en
poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre. Bien sabéis cómo nos
portamos entre vosotros por amor de vosotros.” 1
Tesalonicenses 1: 5 (RVR 1960)
Las palabras persuasivas, de sabiduría humana,
con profunda reflexión era lo que los griegos buscaban todo el tiempo, pero
Pablo, aunque era un ejemplar académico, no fue a ellos con superioridad de
palabras o de sabiduría humana sino con el poder de Dios.
Los razonamientos persuasivos han engañado y
confundido a muchos, sin generar cambio alguno en los individuos, pero el poder
de Dios es transformador, hace que lo
imposible, para el hombre, sea posible.
“Así
que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no
fui con excelencia de palabras o de sabiduría, pues me propuse no saber
entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y
estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi
palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría,
sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté
fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”
1
Corintios 2: 1-5 (RVR 1995)
Nuestra fe en Dios no puede estar fundada en
sabiduría humana porque esta es engañosa, por lo tanto, si tu fe ha sido
fundada en doctrinas humanas, en profundas reflexiones, en enseñanzas
moralistas, entonces tu fe no es en Dios sino en el hombre. La fe verdadera
tiene que estar fundada en el poder de Dios, porque solo de Dios proviene la fe
en Jesucristo, el arrepentimiento, y la
nueva vida.
Dios puede hacer lo imposible para el hombre:
posible. Hoy en día muchos individuos, que a este mundo y a sus deseos vanos se
apegan, han tomado esta verdad irrefutable para convencer con humana sabiduría
a multitudes de hombres, diciendo que demostración del poder y del Espíritu hace
referencia al poder del hombre para alcanzar sus deseos mundanos y carnales que
lo satisfagan completamente, tales como una falsa “sanidad interior”
(psicoanálisis), sanidad física, prosperidad económica, etc. Aunque es cierto
que el Señor puede sanar físicamente a todas las personas también es cierto que
no a todos sana.
“Él
les dijo:
—Sin
duda me diréis este refrán: “Médico, cúrate a ti mismo. De tantas cosas que
hemos oído que se han hecho en Capernaúm, haz también aquí en tu tierra.”
Y
añadió:
—De
cierto os digo que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Y
en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías,
cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y hubo una gran hambre
en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una
mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en
tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el
sirio.
Al
oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira. Levantándose, lo
echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el
cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarlo; pero él pasó
por en medio de ellos y se fue.”
Lucas
4: 23-30 (RVR 1995)
Como la gente de ese entonces hizo con
Jesucristo, la gente de hoy está haciendo con las predicaciones de la sana
doctrina, porque al mundo no le interesa hacer la voluntad de Dios sino cumplir
sus propios caprichos y deseos.
El milagro más grande de Dios en tu vida no es
el dinero, ni la salud, ni el estudio, ni nada que se le parezca, sino es la
salvación. Jesucristo dio vista al ciego, alimentó a más de cinco mil personas,
y levantó a Lázaro de entre los muertos con el único propósito de que gentes de
todo el mundo comprendieran que Jesucristo no podía ser un profeta más, ni un
fariseo más, ni un maestro más, sino el hijo del Dios viviente, es decir la
segunda persona de la trinidad y la plenitud del Dios vivo y verdadero. Es
necesario que comprendas que Dios puede darte vida por medio del sacrificio de
Jesucristo en la cruz, su sepultura y resurrección.
“Sus
discípulos, al oír esto se asombraron mucho, y decían:
—
¿Quién, pues, podrá ser salvo?
Mirándolos
Jesús, les dijo:
—PARA LOS HOMBRES ESTO ES IMPOSIBLE, PERO
PARA DIOS TODO ES POSIBLE.”
Mateo
19: 25-26 (RVR 1995)
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