DEJAR DE PENSAR EN LA ADICCIÓN
Dejar de pensar en la droga, en la
pornografía, en el cigarrillo, en el trabajo, en el dinero, en la comida, en la
ropa, en las multitudes, ha sido una tormenta para muchos.
Es muy triste y degradante para el hombre
vivir en esclavitud toda su vida, en completa dependencia de un bien material,
de una ocupación laboral, de un placer momentáneo, porque todo esto es vanidad,
que un día dejara de existir, y, si en verdad te aferraste a ello, entonces
perecerás juntamente con tu adicción.
Si en verdad te has aferrado a este mundo
dejándote llevar por toda clase de vicios, entonces es el tiempo perfecto para
que comprendas que solo el Señor Jesucristo puede darte libertad. Jesucristo
vino a este mundo a salvar a los pecadores, de los cuales éramos antes. Si aún
sigues viviendo atado a este mundo, entonces pon tu mirada en la cruz del
calvario, en la muerte de Jesucristo, porque su muerte fue el precio que
decidió pagar para recibir el castigo que tú merecías. No solamente debes creer
que Jesucristo murió para darte vida sino que resucitó de entre los muertos,
obteniendo la victoria sobre la muerte, por lo tanto si en verdad crees en Dios
entonces crees en Jesucristo y tu esperanza no puede estar en este mundo porque
Dios te ha regalado la Vida Eterna.
“Con
la autoridad del Señor digo lo siguiente: ya no vivan como los que no conocen a
Dios, porque ellos están irremediablemente confundidos. Tienen la
mente llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque
cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él. Han perdido la
vergüenza. Viven para los placeres sensuales y practican con gusto toda clase
de impureza.
Pero
eso no es lo que ustedes aprendieron acerca de Cristo. Ya que han oído
sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él, desháganse de su
vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está
corrompida por la sensualidad y el engaño. En cambio, dejen que el
Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva
naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente
justo y santo.”
Efesios
4: 17-24 (NTV)
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