JESUCRISTO ESTÁ ENOJADO
“Honrad al Hijo, para que no se enoje y perezcáis
en el camino…” Salmos 2: 12 (RVR 1995)
Las naciones son un
desastre cuando son gobernadas por personas que no sirven a Dios con temor,
porque solo Dios tiene la potestad de bendecir o maldecir a todo un pueblo.
En todo el recorrido
que podemos hacer de la Biblia se nos enseña que el hombre alejado de Dios nada
puede hacer y que la única manera de acercarse a Dios es por medio de su salvación,
gracias a la redención hecha por Jesucristo a quienes en El han creído. Y es
que el Señor nos enseña, a través de su Palabra, que no nos preocupemos, ni nos
intranquilizamos, porque si en verdad decimos que creemos en Dios entonces
creemos en Jesucristo, porque Jesucristo es Dios. Mas este pueblo se ha
desviado del camino que Dios les preparó para irse detrás de ídolos hechos por
sus propias manos, deshonrando el nombre de Dios, no solo a través de este tipo
de idolatría sino de aquella que ha convertido a los hombres en personas sin
valor.
La honra no solo se
refiere al respeto sino al servicio con completa entrega, amor e integridad. Son
los gobernadores prudentes, temerosos de Dios y humildes para recibir amonestación,
aquellos que Dios bendice, pero quienes no lo honran conocerán la ira de Dios.
Las naciones sufren a
causa de su idolatría, la historia así lo confirma, pero si un pueblo se
arrepiente de su maldad y se acerca a Dios, sin ninguna duda, Dios, que es
tardo para la ira y grande en misericordia, perdonará sus pecados y hará de
ellos una nación prospera. Por lo tanto, recibir la bendición de Dios, no se
trata de trucos, ni de brujería, sino es de honrar a Jesucristo, creer en El,
guardar y obedecer su Palabra y, depositar toda confianza en El.
“¡Bienaventurados todos los que en él confían!” Salmos
2: 12 (RVR 1995)
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