SINSABORES DE LA VIDA
“Acuérdate
de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y
lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento”
Eclesiastés 12: 1 (RVR 1960)
En la vida sobre esta
tierra no todos los momentos son de dicha. Cuando somos niños, por lo general,
disfrutamos aun de los momentos más insignificantes, pero a medida que vamos
creciendo esperamos algo aún mejor que pareciese no llegar. Eso que con ansias
esperamos se ve frustrado por el temor a la muerte y, es a partir de ese
momento, que empiezan a llegar los sinsabores de la vida.
El tiempo y las
diversas circunstancias son el principal motivo de vidas desdichadas, tristes y
vacías que al buscar un culpable de sus malos momentos maldicen a Dios. Lo peor
que puede ocurrir para una persona que ha pasado por momentos de aflicción es
que mantenga su corazón endurecido a la Palabra de su Señor, porque si muere
sin arrepentirse delante de su Creador, el lamento que vivió en la tierra será aún
mayor en el infierno.
La fe es el medio que
Dios nos dio para recibir el regalo de su Salvación. Pero no podemos olvidar
que no somos salvos de los sinsabores de la vida sino de la condenación del
infierno que merecíamos, por lo tanto, vamos a enfrentar momentos difíciles y aún
peores que antes de conocer a Jesucristo, porque si en verdad buscamos ser íntegros
delante de Dios nos enfrentaremos a un adversario que quiere vernos caer.
Si antes de conocer a
Dios tenías problemas ahora tendrás más, porque el mundo ya no será tu aliado,
el diablo ya no será tu padre, sino, aun tu propia carne, buscará tu destrucción.
Frente a tanta adversidad lo único que podemos hacer es clamar a Dios, como lo
hizo David en los salmos, depositando toda nuestra confianza en Él, porque
cuida de nosotros y no permitirá que el mal se apodere de nuestra vida, sino en
amor nos cubrirá, despojando de nosotros todo temor, miedo y angustia con el propósito
de que le adoremos con completa libertad e integridad.
“Te
alabare, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para
siempre. Porque tu misericordia es grande para conmigo, y has librado mi alma
de las profundidades del Seol” Salmos
86: 12-13 (RVR 1960)
Los sinsabores de la
vida los podremos disfrutar si confiamos en Dios, teniendo nuestra esperanza en
un mejor lugar, en el reino de los cielos.
Comentarios
Publicar un comentario