NO ES PARA SIEMPRE
Existen momentos en la vida
que quisiéramos que nunca terminaran porque los disfrutamos en gran manera,
como el compartir con personas que queremos mucho, pero esto no es esa pintura
que es eterna sino se va desvaneciendo en el tiempo.
Las personas que habitan este
planeta morirán algún día, solo Dios sabe si antes o después que tú, pero así
será. Al igual sucede con la gloria del hombre, terminara algún día, es por eso
que no nos acordamos de personajes que en algún tiempo atrás eran reconocidos
por millones personas. Es tal la razón por la que debemos recordar que, aunque
nada es para siempre, viviendo en lo eterno disfrutaremos aun de lo terreno,
pero haciéndolo todo bajo los parámetros divinos, pues es en la voluntad de
Dios que lo maravilloso se vuelve eterno.
La lucha es el reflejo de
nuestros deseos, pues es el camino que transitamos la aspiración que anhelamos,
pero si lo que queremos es reavivar emociones vacías, sentimientos frustrados e
ideologías vanas, nos volvemos caprichosos viviendo una vida que no es para
siempre, por un pensamiento desboronado. Nos autodestruimos y le hacemos daño a
la sociedad cuando nuestros intereses no miran a lo perpetuo. Pero cuando
pensamos en aquello que es duradero, mirando al eterno entonces no podremos
hacer nada más que mirar cuan poco somos delante del Todopoderoso que mira a
cada persona en particular, por lo tanto, humillarnos ante el Creador es la
reacción más sabia de quien lo busca, eso no significa que el este perdido sino
que nosotros estamos ciegos, sordos y mudos, incapaces de percibirlo, mas con
el deseo de sentirlo. Mas no podemos quedarnos en un discurso plano y sin
sentido cuando hablamos con el Creador sino es menester que le adoremos y le
roguemos que nos muestre el camino hacia lo imperecedero para que podamos regocijarnos
para siempre. Pero la muerte aparece como el enemigo que no nos permite deleitarnos
de lo sempiterno, por lo tanto la respuesta del Creador al dar su vida para
derrotar la muerte y la maldad que nos estaba destruyendo fue la mejor contestación
de su amor hacia nosotros a fin de que creyendo en la resurrección de Jesucristo,
en lo eterno nos refugiemos, aunque en esta vida perezcamos.
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