No dirás falso testimonio
El testimonio es una
prueba, justificación o comprobación de la veracidad de algo. Por lo tanto, el
decir un falso testimonio es justificar una mentira, es calumniar, en el caso
de atribuir falsamente actos o intenciones deshonrosos a alguien. El hombre (en
forma genérica, es decir el hombre o la mujer, la niña o el niño, etc.) que
dice contra su prójimo, sea quien sea, falso testimonio, es comparado, como
dijo el sabio Salomón en Proverbios 25: 18, a un martillo, un cuchillo y una saeta. Estos tres elementos son
herramientas de guerra, armamentos totalmente peligrosos, que podrían ser
semejantes en nuestra actualidad a una metralleta. Somos comparados a armas
letales cuando decimos falso testimonio contra nuestro prójimo porque le hacemos
inmenso daño, un daño que en los mejores casos dejaran solamente las
cicatrices. Pensemos si en verdad hemos cumplido este mandamiento. Acaso ¿no
hemos hablado mal de nadie?
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