LA AUTORIDAD QUE DIOS NOS DA
La ley es como un huevo
perico, si un huevo está podrido daña al resto, porque aunque las normas son
muchas, en verdad es una sola ley, que se resume en el amor.
El único hombre, quien también
es Dios, en cumplir toda legislación, todas las leyes, es Jesucristo, y
solamente en El hay salvación. Jesucristo vino a pagar un alto precio, su
sangre, para rescatarnos del cautiverio del pecado y la muerte de quienes éramos
esclavos para darnos nuevo ser proveyéndonos, en el Espíritu Santo, del temor
de Dios a fin de que vivamos en santificación, es decir en la voluntad de Dios.
Jesucristo nos ha dado
el derecho de ejercer mando sobre todo poder del enemigo
“Mirad, os he dado autoridad para hollar sobre
serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os
hará daño.”
Lucas 10: 19 (LBLA)
Aquellos espíritus que
nos gobernaban ya no lo hacen porque Dios los ha humillado delante de todos.
Por lo tanto este sistema ya no ejerce ningún poder sobre nosotros porque
Jesucristo lo venció humillando a todas sus cabecillas.
“Dios les quitó el poder a los espíritus que tienen
autoridad, y por medio de Cristo los humilló delante de todos, al pasearlos
como prisioneros en su desfile victorioso.”
Colosenses 2: 15 (TLA)
No debemos tener ningún
miedo de albriciar, es decir, de compartirle al mundo del amor de Dios sino por
el contrario debemos sentirnos privilegiados de que el Señor nos concediera tan
preciosa tarea. Gracias a Jesucristo, la cabeza de todo poder y autoridad,
hemos sido resucitados mediante la fe en el poder de Dios.
“..y en él, que es la cabeza de todo poder y
autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.”
Colosenses
2: 10 (NVI)
Jesús es sobre todo,
por lo tanto si Él es nuestro Señor y nadie está sobre El entonces solo a El
debemos humillarnos porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad. Solo por medio de Jesucristo podremos conocer al Padre, y obtener el
don del Espíritu Santo en nuestra vida.
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