EL SECRETO DE LA ALEGRÍA
El mundo entero está ansioso
buscando estar alegre. Corre de aquí para allá y de allá para acá, averiguando
de algo que les haga sentir en completo bienestar. Al parecer las drogas han
sido una buena oferta al igual que el sexo, pero estos no duran mucho tiempo y
lo peor es que el cuerpo no fue diseñado para depender de estas cosas, entonces
empiezan a haber enfermedades y terribles sentimientos, peores que los
primeros. Y en estas y otras experiencias de muchas personas se llega a la
pregunta ¿Qué es aquello que nos puede hacer experimentar alegría, pero sin ser
dañino? Aunque pareciesen haber muchas respuestas, solo hay una, la libertad
La libertad no se expresa en
tener posesiones materiales, porque la verdad es que estas son vanas, ni
tampoco es hacer lo que se quiere, pues no siempre lo que se quiere nos da
alegría.
“…Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres.” Juan
8: 31-32 (RVR 1960)
La solución a nuestra
esclavitud es el permanecer en lo que Jesucristo dijo, por lo tanto,
necesitamos escucharle y creerle. Y si de Jesucristo proviene la libertad entonces
podremos disfrutar de la alegría, si le amamos con todo lo que somos.
En los momentos de mayor tenebrosidad
y oscuridad se puede comprender que son necesarios los momentos aburridos,
tristes y decepcionantes para poder disfrutar aquellos agradables y de triunfo.
Por lo tanto no debemos desalentarnos por el menor de los problemas, porque si
vivimos las palabras de Jesucristo entonces no hay nada que temer.
Estemos alegres, aunque no
tengamos posesiones materiales, pues lo poco o mucho que tengamos siempre será de
Dios, por lo tanto, nada es nuestro y nada nos debe preocupar, aunque si
debemos ser buenos administradores de lo que hemos recibido. Pero, para
terminar este corto escrito, es necesario que sepas que ningún discurso, por más
prometedor que parezca, te podrá proveer de alegría, al igual que estas
palabras, sino es necesario que experimentes la llenura del Espíritu Santo, la
cual es mucho más poderosa y da mayor bienestar que la misma alegría. El
secreto de la alegría es que no existe ninguna receta para ser feliz, pues ya
todo se ha dicho, cree o rehúsa creer en Cristo.
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