EL AMOR REQUIERE DE SACRIFICIO
El amor proviene de Dios. Él nos lo demostró
por medio de su sacrificio en la cruz, porque es el sacrificio la muestra más
grande de amor.
Un hombre que ha decidido esperar a su mujer,
conservándose puro para ella, no queriendo tener ninguna relación sino solo con
la que será su esposa, tiene que sacrificar sus deseos de estar con otra mujer.
Él se verá recompensado debido a su sacrificio, pero quien no quiere
sacrificarse, no tiene amor. El amor a Dios nos tiene que llevar, naturalmente,
a sacrificar muchos placeres en nuestra vida que no queremos dejar, pero que no
agradan a Dios, como la pornografía o la homosexualidad. Ha habido muchas personas
que han reconocido tener tendencia homosexual pero que por amor a Dios han
preferido abstenerse de pecar contra su Señor, porque lo aman.
El sacrificio por amor es renunciar, abandonar
y dejar todo aquello que es contrario al deseo de Dios. Si en verdad amas a
Dios entonces muere a este mundo y sométete completamente a tu Señor.
“Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Romanos 12: 1 (RVR 1960)
El entregar nuestra alma y espíritu a Dios es
importante, como lo es también entregarle nuestro cuerpo. Se ha pensado que el
cuerpo es algo aparte de la relación con Dios o que es asunto de cada uno, pero
la Biblia nos enseña lo contrario, porque Dios quiere que lo adoremos y lo
amemos con todo nuestro cuerpo, alma y espíritu. Es importante que comprendamos
qué significa entregarlo todo a Dios, porque de no saberlo podríamos estar
errando en lo que respecta a la voluntad de Dios en nuestra vida. Pero para
entender lo que el Señor dice en su Palabra es necesario primeramente una transformación
en el ser humano, no conformándose a los sucesos que ocurren a diario en
nuestro alrededor sino dejándose moldear únicamente por el Creador.
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