CUIDA DE SUS OVEJAS



El ser humano tiene en su corazón esa preocupación por el estado de salud física, emocional o espiritual de otra persona, porque fue creado para vivir en comunidad. Pero la sola inquietud, encarnada en preguntas como: ¿cómo estás?, no es suficiente para conocer el estado de las otras personas y cuidar de ellas.
“se diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños” Proverbios 27: 23 (RVR 1995)
La labor del pastor es cuidar de su porción de ganado, dándoles de comer, curándoles sus heridas, si es que tiene y, alejándolos del peligro. Es este el mismo trabajo del pastor, en el sentido espiritual, el cuidar del estado integral de quienes Dios le ha dado.
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.” Mateo 9: 36 (RVR 1960)
Jesucristo, el buen pastor, dio su vida por sus ovejas (Juan 10: 11). El las vio, angustiadas y abatidas, como ovejas sin pastor, y las cuidó como el buen pastor. Ahora nos dice a nosotros, sus discípulos:
“A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” Mateo 9: 37-38 (RVR 1960)
El rogar a Dios que envié a obreros a cosechar lo que otros han sembrado y regado nos enseña que la obra es de Dios, es decir, nuestra misión de cuidado hacia las ovejas solo puede ser cabalmente cumplida bajo la dirección de El. Si, por el contrario, Dios no es el que nos dirige en su obra de redención entonces estaremos haciéndole daño a las ovejas del Señor, creyéndonos mejor que Dios.
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.” Isaías 53: 6 (LBLA)
Lo primero que debemos hacer con las ovejas que el Señor nos ha dado es reconocer que nosotros también somos ovejas del Señor que nos descarriamos, pero el Señor nos redimió y regeneró.
“¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová.” Jeremías 23: 1 (RVR 1960)

Pero aquellos pastores que han hecho daño a las ovejas del Señor tienen una gran condenación por delante, porque no solo las han descuidado sino las han alejado del buen Pastor. Lo mejor que podemos hacer por las ovejas del Señor es interceder por ellas, darles una palabra de ánimo y acompañarlas en su caminar con el buen Pastor.

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