SIN LA LEY NO HAY GRACIA



Las escuelas en estados unidos y, en muchos de los países que establecieron como base de la institución pública educativa la enseñanza de la Biblia, instruían en la ley de Dios, como los diez mandamientos. Este conocimiento de la Palabra de Dios se ha ido perdiendo a través de los años y debido a esto es que el significado de la gracia ha perdido su sentido.
El pueblo judío en su religiosidad sigue enseñando la ley de Moisés y, aunque no reconocen a Jesucristo como Dios, saben muy bien qué es eso del pecado, porque es la ley la que revela la maldad. Y podrán ver que cuando un judío se convierte a Dios lo hace porque tiene completa convicción de pecado, justicia y juicio, pero, en nuestro mundo occidental, pareciese que un cristiano es aquel que antes vivía con pecado, sin Dios, y ahora vive igual de pecador, pero con Dios. Eso no tiene ninguna lógica.
La ley es el conjunto de normas que Dios les ha dado a los hombres para que la guarden y la obedezcan. Si el hombre no se somete a las reglas de Dios puede estar seguro de que sufrirá la muerte eterna, sin el Señor. El mentir, por ejemplo, es abominación para el Señor y quien tal hace es un mentiroso condenado al infierno, igual que el que se aíra contra su hermano, mira a una mujer con codicia o deshonra a sus padres. No importa cuán grande o cuan pequeño sea el pecado, porque delante de Dios todos son iguales por lo tanto merecen la misma condenación, el infierno.
La comprensión de cada mandamiento que Dios le ha dado a la humanidad nos revela más de Dios, porque nos enseña que Él no es un mentiroso, ni un ladrón, ni un hipócrita, sino que Él es Santo, Santo, Santo, por eso es que no puede convivir junto al pecado, por lo tanto, el pecador queda totalmente excluido de su presencia. Es esta la razón por la que la relación del hombre con Dios está totalmente obstruida y obstaculizada, porque ¿Quién es bueno?
“Como está escrito:
    No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.”
Romanos 3: 10-11 (RVR 1960)

Solo Dios es bueno. Y es en este entendimiento que la gracia adquiere total significado. Nosotros no podíamos conocer a Dios por nuestros propios méritos, pero Dios en su bondad y, eterno amor, vino a buscarnos para traernos la salvación, el rescate por nuestros pecados, a fin de que esa relación que teníamos rota con el Señor fuese restaurada. El pecado fue totalmente juzgado y recibió su condenación en la cruz del calvario. Jesucristo mismo se hizo carne y habitó entre nosotros, siendo totalmente inocente de maldad, cargó nuestra maldad y nos hizo nuevas criaturas, dándonos una nueva mente, un nuevo corazón, que solo busca seguirlo, es por tal razón que la marca de un genuino hijo de Dios es que solo quiere seguir a Jesucristo, no importa lo que cueste.

Comentarios