LA TEORÍA NO SIRVE


Las escuelas y universidades se preocupan por enseñar conocimiento a sus estudiantes por medio de la teoría. Les ponen a leer textos de autores reconocidos y a concluir por medio de un escrito, pensando que en el estudiar esta la respuesta a los problemas de la sociedad, pero se les olvidó que el conocimiento no es estático, ni es funcional en el cambio de una sociedad, aunque pudiese llegar a ser provechoso.
Hace unos años atrás había un hombre muy reconocido en Francia, debido a que era dueño de una importante revista. Este señor tenía un gran conocimiento por compartir, pero vivía sin su familia, porque el dinero que adquirió hizo que la reemplazara, prefiriendo la comodidad que le ofrecía el sistema. Un día que el salió del trabajo hacia su visita anual a su hijo, mientras manejaba su auto, sufrió un accidente que lo dejó con parálisis cerebral, afectándole no solo a su memoria sino también a la movilidad de su cuerpo. Este es uno de tantos ejemplos que nos demuestran, una vez más, nuestra fragilidad, por eso el Señor nos aconseja en su Palabra a guiarnos primeramente por el amor antes que por el conocimiento, es decir que Dios sea nuestra dirección.
La ciencia es vana y pasajera pero el amor es eterno, por lo tanto, no sirve la teoría cuando esta abandona el amor.
“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” 1 Corintios 13: 13 (LBLA)
El amor es lo más importante, aun más que la fe y la esperanza, por lo tanto debe ser el pilar fundamental en nuestra vida y en todo lo que hagamos. No nos dejemos llevar por la vista de nuestros ojos ni por nuestro engañoso corazón sino permitamos a la Palabra de Dios ser la que guie cada una de nuestras acciones y pensamientos.

El sentido común como constructo social nos ha llevado a pensar que el profesor siempre tiene la razón, pero eso es una mentira, porque es un ser humano que falla, se equivoca y yerra. Todos fallamos pero el amor nunca se equivoca, por lo tanto que nuestro amor a Dios y a los demás sea nuestro estilo de vida y no el solo adquirir teoría. Quienes se preocupan solo por el conocimiento no generan una construcción o edificación mutua sino solo enemistades, pleitos y discusiones que no son para nada aprovechables. Por tal razón, no entremos en vanas discusiones, sino procuremos hablar siempre al corazón, más que a la razón de la persona.

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