LAS SENDAS ANTIGUAS
“Así dice el SEÑOR: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad
por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis
descanso para vuestras almas. Pero dijeron: No andaremos en él” Jeremias 6:
16 (LBLA)
En verdad que estamos en tiempos
de Noé, donde las personas se han olvidado del Señor, prefiriendo guiarse por
lo que no conviene. Las sectas han aumentado, el corazón de muchos enfriado a
causa de la maldad y las personas ya están empezando a tener comezón de oír la
Palabra de Dios. En definitiva que estos son tiempos finales, pero ¿Por qué se
han desviado muchos del camino verdadero? Nunca estuvieron, porque aunque
estaban con nosotros ya no continúan con nosotros, a fin de que se manifestase
que no todos son de Dios, por eso es que no por ir a una iglesia, compartir la
cena del Señor o hacer buenas obras es que se conoce a Jesucristo, sino es a
través de un arrepentimiento genuino de pecados, una necesidad de su Salvación,
una comunión personal con El y completa fidelidad a su Palabra. En estos
tiempos han salido muchos falsos siervos de Dios que han salido por el mundo
proclamando “revelaciones especiales” y demás mentiras que han recibido del
mismo satanás, porque aunque conocían las sendas antiguas, prefirieron
encaminarse en extraños caminos.
El evangelio, lamentablemente,
nunca fue popular aunque se haya predicado a muchas personas y eso es porque el
camino de la Palabra es angosto, no muchos andan por este, sino prefieren el
ancho, el de la perdición. Antiguamente, en Israel, habían falsos ministros del
Señor que decían que el Señor les había hablado profecías y nuevas
revelaciones, cuando nunca estuvieron en la intimidad con Dios, pero lo peor es
que el pueblo les oía porque lo que decían era lo que querían escuchar, ya que
no se conformaron con la verdadera palabra de Dios y por eso asesinaron a
tantos verdaderos siervos de Dios. Para aquellos que se hacen llamar hijos de
Dios pero son solo aduladores que han pervertido las enseñanzas de los senderos
antiguos, el Señor ya los ha sentenciado a una terrible condenación. Jesucristo dice a aquellos que se con
mentiras y engaños han endulzado el oído de muchos, como lo hizo satanás en el
huerto, arrastrando a un monto a la perdición:
“A cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños
que creen en mí, más le valdría que lo hundieran en lo profundo del mar con una
gran piedra de molino atada al cuello.”
Mateo 18: 6 (DHH)
Los pequeños, aquellos que hasta
ahora están comenzando a conocer la Palabra de Dios son los más frágiles de los
genuinos cristianos a caer en los engaños de los falsos maestros, por lo tanto
es a quienes más debemos cuidar de los lobos rapaces que con apariencia de piedad
han engañado a muchos. Los falsos ministros de Dios hablan de cosas extrañas
que tratan de sustentarla con la biblia, pero que solo tienen fundamento en el
pensamiento más oscuro de satanás, no en el de Cristo, no hablando de la gracia
del Señor sino de poderes satánicos, visiones especiales, unciones extrañas y
bendiciones banales. Aquellos que no se conformaran a las preciosas enseñanzas
de nuestro Señor Jesucristo, porque no creyeron en El, no tienen excusas en el día
del juicio, como ninguno que se apartó de la Palabra del Señor para hacer caer
a muchos. Ellos no sirven a Dios sino al dinero y es por eso que se han
encaminado en la perversión.
Los senderos antiguos no se
refieren a practicar las fiestas, las leyes ni los mandamientos destinados a
Israel, en el antiguo pacto, sino al amor a la Palabra de Dios, pero como dice
Jeremias 6:
“¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que
sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de
Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman (…) Porque desde el más chico de
ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta
el sacerdote, todos son engañadores.”
Jeremias 6: 10, 13 (RVR 1960)
A causa de la avaricia, de la
maldad y del engaño que quisieron seguir, la ira del Señor vendrá sobre ellos y
no habrá para ellos ningún remedio ni salvación, sino solo una eternidad sin
posibilidad de salir en el más oscuro y terrible lugar que jamás haya existido
y existirá, llamado infierno.
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