JESUCRISTO ES CAUSA DE DISENSIÓN




“¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros?”
Santiago 4: 1 (LBLA)
Las peleas, las guerras y los conflictos entre las personas, son por sus deseos egoístas. Desde que nacemos estamos en continua guerra, aun en nuestros sueños y, pensamos que lo mejor que debemos hacer es rendirnos, dejando al enemigo como vencedor, pero no debe ser así. No se trata de que ahora, en esta época que tanto se habla de paz, nosotros también caigamos en ese estado de conformidad en donde ya no nos importa nada, sino solo nos dejamos arrastrar por la corriente. Esa paz es la que todo el mundo habla, pero Dios dijo:
“¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión” Lucas 12: 51 (RVR 1960)
El Señor no vino entre nosotros para darnos esa paz que el mundo ofrece sino a darnos al Espíritu Santo a fin de hacernos más que vencedores, en medio de la batalla contra estos deseos egoístas que todo el mundo busca, por eso es que Él es causa de oposición aun en nuestra propia familia, porque las personas tienen su propósito enganchado a este mundo, pero nosotros pensamos en el venidero, el cual es mucho mejor, por lo tanto el sufrimiento y las burlas que podremos estar enfrentando a causa de Jesucristo no tienen comparación frente a la gloria venidera, por lo tanto estemos firmes en esta batalla poniendo nuestra mirada en nuestro Dios Jesucristo.
“Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.” Lucas 12: 52-53 (RVR 1960)
La división que Jesucristo ha causado en las familias es debido a que quien sigue a Cristo ya no piensa como antes, ni sigue las veredas de los impíos, sino va al contrario de este camino que siguen aún sus familiares, pero sabemos que el que ha pasado de muerte a vida, tiene una familia mayor, unida por la sangre de Cristo Jesús.
Estamos en tiempos finales, donde la gente vive como en tiempos de Noé, tan tranquila que se ha olvidado por completo del castigo por su pecado, por lo tanto estemos vigilantes y preparémonos a fin de que el Señor cuando venga no nos halle durmiendo sino atentos a su Palabra, haciendo conforme a su voluntad. No nos preocupemos por quienes se mofan de nosotros haciendo oposición al evangelio, porque el fin del escarnecedor es terrible, más bien oremos por nuestros enemigos a fin de que se arrepientan y crean en el evangelio, porque de lo contrario morirán eternamente en el infierno.


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