AMAD LA VERDAD
La sinceridad es vivir en la
verdad, por lo tanto, quien es honesto es libre porque no aparenta lo que es.
Se nos ha enseñado mal, al
decirnos que las máscaras son necesarias, que debemos ser una persona en la
casa, otra en la escuela y otra en el trabajo, pero se han olvidado del refrán
verdadero que dice “las apariencias
engañan” y, si vives engañando, tu vida se convertirá en un total engaño. Pienso
que a nadie le gusta la hipocresía, entonces si no nos gusta por qué muchas
veces somos hipócritas, no solo con las demás personas sino hasta con el mismo
Señor. La verdad de este asunto es que nuestro corazón es engañoso y perverso y
nosotros nos hemos dejado guiar por este, pero ya no debe ser mas así, sino es
necesario que nos arrepintamos ante Dios, creyendo en su obra redentora, a fin
de que ya no nos dirija el pecado sino Dios, para que podamos disfrutar de la
verdad.
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:
Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
Juan 8: 31-32 (RVR 1960)
La verdad es la continua
búsqueda de los filósofos, solo que ellos no la quieren encontrar, pero también
es el anhelo de toda persona, así como la libertad. Jesucristo suple la
necesidad del hombre de conocer la verdad (Juan 14: 6) si este permanece en su
Palabra.
La emancipación que nos trae
la verdad es la libertad sobre el pecado, porque somos esclavos del pecado ya
que cometemos errores, pero en Jesucristo somos verdaderamente libres.
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres.” Juan 8: 36 (RVR 1960)
La verdad es una virtud, más
que un valor, de todo cristiano que permanece continuamente en el Señor. A Dios
le agrada que hablemos verdad, porque quienes aman la verdad y la misericordia
piensan en el bien y no en el mal.
“Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.”
Proverbios 16: 6 (RVR 1960)
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