ESTO ES PEOR QUE LA MUERTE
Nos hemos envanecido al cavilar
en nuestra mente en que podremos llegar a ser como Dios. Nunca seremos como
Dios. El hombre ha caído en el error de pensar que puede, si quiere, controlar así
sea un poquito de este sistema. No existe ningún ser humano, en este mundo, por
más dinero que tenga, que pueda intervenir en este devastador sistema
económico, político y cultural. Un sistema que cada vez está más podrido,
siendo causal de que, como seres humanos, sigamos pensando que la verdadera
riqueza esta en lo material, cuando esto es tan banal. Necesitamos salir de
nuestro circulo de ignorancia, en el que nos hemos encasillado a causa del
dinero, del poder o de la vanagloria de la vida. No es posible tener libertad
en el dinero, en el viajar, en ser reconocido o en algo semejante. Porque solo
la libertad nos la puede dar Dios. No la conseguimos en lo que no es, sino en
quien es, el mismo que dijo YO SOY, porque solo EL ES. Nosotros por lo tanto
sin el nada somos
El mundo necesita
comprender que en su caminar no prosperara, como se ha dejado convencer, sino,
todo lo contrario, malgastara su tiempo. Nosotros, como seres humanos, NUNCA
obtendremos verdadera paz mientras sigamos atados a este sistema, a sus falsas
creencias y, demás mentiras. No es el dinero lo que necesitamos, ni es nada que
se le parezca. Jesucristo, siendo el dueño de todo, nos enseñó que no
necesitamos de este sistema para vivir sobre esta tierra sino solo servirle,
entregándole toda nuestra vida a Él. Porque siguiendo a Dios, nuestro ser, será
verdaderamente libre. Es la verdad la que nos hace realmente libres.
La verdad es aquello a que
todo el mundo le ha temido porque todos se han acomodado a la mentira. Se
burlan, se ríen y, lamentablemente, se gozan en la mentira. Cuando la verdad es
lo efectivamente puro, bello y precioso que podemos experimentar. Son muchas
las teorías, filosofías, falsos pensamientos que nos han censurado nuestra
mente para no comprender lo que verdaderamente debe. Es por eso que el sistema
crece con enormes pasos, velozmente. La economía nunca fue tan fuerte y
vulnerable a la vez, en toda la historia. Las personas se matan unos a otros,
mienten y engañan su conciencia, buscando ser parte de este sistema rígido,
duro de corazón y, totalmente, apartado de la voluntad de Dios. ¿Por qué
preferimos el dinero antes que a Dios? ¿Por qué nos hemos conformado con lo
poco cuando Dios nos ofrece lo mejor?
Somos como animales cuando
no le obedecemos a Dios, somos bestias que solo piensan en el mal. Necesitamos
con urgencia orarle al Creador, rogándole que nos renueve nuestra mente para
ver lo que realmente está pasando. Porque mientras la gente habla de paz la peor
guerra se acerca. Ni sociólogos, ni antropólogos, saben con certeza la causa de
que la vanidad, la ignorancia y la insensibilidad estén consumiendo desenfrenadamente
a las personas. Se supone, como la ciencia afirma, que entre más conocimiento
mayor discernimiento, pero esta suposición la han desmentido nuestras
realidades. No solo la economía es un problema sino también la ciencia de
nuestros tiempos. Ahora todo parece cada vez más desesperanzador. ¿Qué haremos?
¿A dónde iremos?
Solo el hombre y la mujer
que confían en Dios pueden responder con completa convicción a donde van,
ninguna persona más. El engaño y la falsedad nada pueden hacer para quienes
temen al Señor y le sirven de corazón, pero para quienes depositan su confianza
en el dinero perecerán con este. Tengámoslo por seguro que nada trajimos y nada
nos llevaremos de este mundo.
Es el tiempo perfecto para
dejar de mirar la insignificancia como significancia y empecemos a mirar a
Cristo. Miremos el cielo y nos daremos cuenta que somos como una pulga en medio
del universo, y, si el universo es como un microorganismo para Dios, así de
pequeño, entonces ¿Qué seremos nosotros? Bueno, aunque parezca ilógico, somos más
que el universo, porque fue la sangre del Creador el valor de nuestras vidas. El
murió porque en verdad nos ama, de tan grande manera, que no rehusó dar su vida
por nosotros. No existe amor más grande que el de Dios.
Muchos dicen que aman,
pero es mentira. Eso de decirle a alguien amor es falso, porque solo Dios es
amor, por tal razón es que solo quienes aman han conocido a Dios porque Él es
amor. Y, en ese amor, me refiero al que no mira al hombre, sino a Cristo,
obrando en la vida de ese hombre, ¿acaso no se entiende la diferencia? Dios es
amor y solo en El hay palabras de vida eterna, entonces ¿Por qué te aferras
tanto a este mundo? O ¿es que no lo crees? No es necesario que seas pretencioso
cuando tus hechos son totalmente opuestos a tus palabras. No le crees si no le
obedeces, es así de sencillo.
Dios no es mujer ni hombre
para que se le comparen como tales mortales que no merecen ni su perdón, por lo
tanto, humíllate ante El.
Todos quisiéramos evadir
la muerte, en cierta medida, pero cuando no vivimos para nosotros solo queremos
vivir para Cristo, y ya la muerte no importa. El problema más grande que la
muerte es no conocer a Dios. Es realmente triste la vida de una persona que se
esforzó mucho, simplemente para esta tierra, y murió sin recibir nada. Y esto les
pasaran a muchos, espero que tu no seas uno. Y si tu caminar está dirigido por
esta banalidad entonces te invito a que te acerque a Dios con corazón
arrepentido y empieces a vivir para El.
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