EL FRACASO ESPIRITUAL
“Como perro que vuelve a su vómito es el necio que
repite su necedad.” Proverbios 26: 11 (LBLA)
Hay dos puertas que nos
llevan a dos caminos totalmente opuestos: la puerta angosta, al camino angosto
y, la puerta ancha, al camino espacioso. No se trata de escoger un camino,
porque desde que nacemos caminamos en el sendero de la perversión, de la
rebelión y de la iniquidad, sino, lo verdaderamente trascendental, es no
continuar en el camino de la necedad, arrepentirse y volverse a Dios,
humillarse ante su Creador y reconocer a su Redentor.
Hay dos preguntas que
nos debemos hacer, quienes andamos por el camino angosto, ¿Cómo soy ahora?
¿Cómo era antes? Si en ninguna respuesta hay verdadera diferencia debemos
cuestionarnos en cómo estamos llevando nuestra vida cristiana.
No somos perfectos,
creer que no somos débiles nos llevara directo al fracaso espiritual, per se es
necesario que reconozcamos nuestras debilidades ante Dios admitiendo con
sinceridad que lo necesitamos.
“…el que piensa estar firme, mire que no caiga”
1 Corintios 10: 12 (RVR 1960)
Pablo
dijo, en su carta a los romanos:
“¡Miserable de mí! ¿Quién me
librará de este cuerpo de muerte?”
Romanos 7: 24 (RVR 1960)
Somos débiles, mas no estamos
solos, sino el Todopoderosos es nuestra fortaleza, por lo tanto no podemos
seguir aferrándonos a nosotros mismos, viviendo como antes, confiando en
nuestra naturaleza animal.
¿Por qué fracasan las
personas espiritualmente?
La voluntad de Dios es
que seamos fieles a sus mandamientos, a su Palabra. No ser leal con la mujer de
nuestra juventud (Malaquías 2: 13-15), cometer adulterio nos lleva de inmediato
al fracaso espiritual, porque no podemos estar bien con Dios si desobedecemos
sus mandamientos.
“El que encubre sus pecados no
prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”
Proverbios 28: 13 (RVR 1960)
En verdad debemos
reconocer que somos débiles, pero hay un camino por recorrer, por lo tanto
tenemos que avanzar sin quedarnos en simplemente el lamento, porque esto, en si
mismo, no hace bien, sino lo que hace prosperar espiritualmente es fortalecerse
en el Señor. No podemos escondernos de Dios porque Dios es Omnipresente (lea Salmos
139), por lo tanto, quien esconde sus pecados no prosperara sino fracasara. Es
necesario confesar al Señor nuestros pecados, ya sea por no hacer el bien o por
hacer el mal, y apartarnos de estos.
“…Santo, santo,
santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” Isaías 6: 3 (RVR 1960)
El Señor, nuestro Dios,
es Santo, Santo, Santo. La Trinidad en su esplendor es total Santidad, por lo
tanto si nuestro Señor es Santo, Santo, Santo, no debemos revolcarme en la
mugre, ni vomitar, ni comérnoslo otra vez.
“Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el
camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del
santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del
verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse
en el cieno.” 2 Pedro 2: 21-22 (RVR
1960)
¿Cómo estoy llevando la
vida cristiana?
Por no entender que
Dios es Santo, Santo, Santo, es que muchos creyentes han pecado. No es posible
pensar que entrar a la puerta angosta es andar en el camino ancho. No podemos
pisotear la sangre de Cristo (hebreos 10: 29-31). No reconocer el engaño de
nuestra antigua naturaleza nos lleva directo al fracaso espiritual.
Cuando cruzamos la
puerta angosta recibimos nueva naturaleza. No podemos creerle a nuestra antigua
manera de vivir que nos incita a buscar los deseos pecaminosos y las banalidades.
No confiemos en la carne.
No tener temor de Dios es
hacer la voluntad de la carne, es decir que su dirección es el fracaso
espiritual (Proverbios 1: 7; 28: 14). Dios me ve (Génesis 6: 13; Proverbios 15:
3), eso debe entenderlo cada persona, particularmente. Dios sabe lo que vamos a
hacer, El conoce todo de nosotros (Salmos 139: 1-5). Y si no te detienes de hacer
el mal, no hay temor de Dios en tu corazón, y las terribles consecuencias llegaran
sobre tu vida.
RECOMENDACIÓN DE LECTURA BÍBLICA
-
Marcos 14: 38
-
Habacuc 1: 13
-
Hebreos 10: 29
-
Romanos 6: 23
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