BARRAS BRAVAS
Las
tragedias que han desencadenado este grupo de “hinchas” son imparables. Su
furor y supuesta pasión por su equipo los ha llevado al odio, rencor y a la
venganza.
El
término “barras bravas” comenzó a usarse a mitades del siglo XX para designar a
aquellos grupos que apoyaban a un equipo de jugadores de futbol de tal manera
que estaban dispuestos a asesinar o morir por este. Según informan los medios:
las violencias en el futbol se originaron en principios del siglo XX en la
Argentina. El primer asesinato generados por estos hinchas se produjo el 2 de
Noviembre de 1924 en Montevideo, Uruguay.
“La violencia como expresión cultural o
como discurso político también aparece en las explicaciones del por qué pasa lo
que pasa. La cultura del barra brava, tan encarnada en la sociedad y
reproducida en los medios, o la virulencia con la que desde el poder se dirigen
a los opositores, “sumado al cansancio por la ausencia de justicia, redundan en
hechos repudiables y lamentables como los linchamientos”, sostiene el filósofo
Samuel Cabanchik, para quien muchos de estos hechos nos llevan a cuestionar qué
se ha hecho en 30 años de democracia”
José Vales, Buenos Aires, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13927435
Parece
que este fenómeno social nos ha llenado de odio y rivalidad hacia el otro. Nos
hemos olvidado del amor que Dios enseñó y derramó en los corazones de quienes
lo recibieran porque preferimos perder el tiempo en seguir los deseos engañosos
que nos han ofrecido. Nuestra pelea no es contra el otro sino contra el
sistema, el diablo y nuestros propios deseos engañosos. No nos dejemos
confundir haciendo autogoles sino dejemos que Jesucristo nos dirija por su
Santo Espíritu a cumplir la voluntad de Dios, solo así ganaremos el partido.
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”
Juan 3:17 (RVR 1960)
Las tragedias que provienen del corazón
perverso e inquieto del hombre siempre traerán la misma conclusión más pecado,
más tristezas, más inquietud, y esto seguirá hasta que no descanse en el Señor.
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