NO ME HABLE DE DIOS
Las
conversaciones en la cotidianidad buscan dejar a un lado a Dios dejando al
hombre en reemplazo, es decir que nos estamos diosificando, idolatrándonos unos
a otros al no tener en cuenta a Dios. No podemos desplazar a Dios, ni mucho
menos olvidarlo. Tampoco debemos hacernos un dios bajo nuestro raciocinio sino AL
QUE ES démosle gloria dejando a un lado nuestras vanas creencias. Pero,
lamentablemente, la conversación que se encamine a pensar en Dios es
menospreciada cuando en verdad buscar a Dios, es la mejor aventura, no
significa que Dios este perdido sino nosotros somos los que estamos perdidos. Pero
Dios nos llama, tan solo escuchemos su voz dejándonos encontrar por El. En el
camino pasaremos por graves tormentas, lluvias fuertes, pero si no nos
detenemos llegaremos a Jesucristo. Él es la Palabra que nos da Vida, el
Manantial que sacia nuestra alma sedienta,
No
somos islas creadas para vivir como solitarios sino somos naciones que debemos
aprender a vivir en comunidad. El mundo cibernético ha llevado a las personas a
crearse su propio mundo, uno alejado totalmente de la realidad, uno que lo
lleva al individualismo, uno que hace que cada vez soporte menos al otro. No
podemos continuar en ese camino de rechazo total a Dios, porque si Dios no es
nuestra cabeza entonces no podremos ni aun saber el significado de comunidad.
El
apóstol Juan caminó con Jesucristo, estuvo con Él, fue testigo de toda su Obra
de amor hacia la humanidad. En la introducción de primera de Juan, escribió:
“Lo que hemos visto y oído,
eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y
nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.” 1 Juan 1: 3 (RVR 1960)
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