EL CRISTIANO NO ES PERFECTO
Pensé
dentro de mí y dije – el que es cristiano
[1]
es perfecto- pero me engañe. No somos perfectos, somos necesitados de la
gracia de Dios, que es continua y nueva cada día. Estamos en un camino que cada
vez se hace más claro.
El
mundo nos ha querido definir a través de los años pero este no es quien nos
define sino es Dios a través de su Santa Palabra. Él nos enseña nuestra
naturaleza, nuestra condición, para que comprendamos que le necesitamos.
La
familia, la educación, la salud y cada institución de nuestra sociedad necesitan
estar fundamentadas en Cristo Jesús. Aun nosotros en nuestras relaciones de
amistad y nuestro matrimonio necesitamos ceñirnos en el amor de Dios porque no
es el dinero quien va a satisfacer a la mujer, no son los chistes ni es la
fama, sino es el amor hacia ella. Es verla con ojos de ternura que digan que es
perfecta creación de Dios aunque no lo sea porque es mirar el tesoro la acción
que ejecuta el que vive en el amor. Reflejemos el amor de Dios hacia los demás,
demostrémosle al mundo que amamos a Dios estando dispuestos, si fuere
necesario, a morir por nuestro semejante, porque solo el amor que proviene de
Dios nos perfecciona. Ese amor que no es jactancioso, que no busca lo suyo sino
piensa en el destino eterno de quien vive sin Cristo llevándole a compartir del
mensaje del evangelio, deseando su salvación. No seamos solo oidores sino
también hacedores de la Palabra de Dios reconociendo que no somos perfectos
pero si tenemos al Dios perfecto.
“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día.” Proverbios 4: 18 (LBLA)
[1]
Tanto cristiano como evangélico son nominaciones que nos han dado al
transcurrir de los años diferentes tipos de personas. Cristiano se llamó por
primera vez en Antioquía a los primeros discípulos de Jesucristo porque la
conducta, el hablar y la actividad eran
como Cristo (Hechos 11: 26, 26: 8; 1 Pedro 4: 16)
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