NO CAIGAMOS EN LA CORRUPCIÓN DEL PECADO




Estamos en tiempos en donde a lo bueno se le llama malo y a lo malo se le llama bueno, por eso debemos permanecer en la Palabra para filtrar cada acción y pensamiento rechazando todo aquello que no sea de Dios. No seamos tontos, ni ingenuos frente al pecado sino desechémoslo sabiendo que este es la causa de todos los males en el hombre, y busquemos que todos los hombres se reconcilien con Dios por medio de Jesucristo por lo tanto compartamos del evangelio, de la Palabra, en el tiempo que el Señor nos ha brindado.
El hombre fue creado bueno en gran manera pero su desobediencia a Dios lo llevó a la corrupción, trastornando el diseño original del Creador al rebelarse contra su Palabra. Esa perversión del hombre no es obra de Dios porque Dios es bueno.

El es la Roca, cuya obra es perfecta,
Porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;
Es justo y recto.
La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha,
Generación torcida y perversa.
¿Así pagáis a Jehová,
Pueblo loco e ignorante?
¿No es él tu padre que te creó?
El te hizo y te estableció.
Deuteronomio 32: 4-6 (RVR 1960)

Esta generación no necesita un nuevo modelo económico, una transformación en la educación ni nada que ofrece este mundo sino un verdadero arrepentimiento porque contra Dios se han rebelado.

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
2 Corintios 5: 20-21 (RVR 1960)

Dios nos reconcilió consigo mismo por Jesucristo (la segunda persona de la trinidad) por lo tanto solamente en Cristo somos aceptos delante de Dios. Las Escrituras afirman:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
2 Corintios 5: 17 (RVR 1960)

No existe otro nombre dado a nosotros los hombres en que podamos ser salvos sino solamente en el nombre de Jesucristo por lo tanto acércate a Jesucristo, creyendo en su Obra Redentora, para reconciliarte con la plenitud de Dios.



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